A partir del lunes 14 de septiembre la puerta delantera de los autobuses de TMB vuelve a estar habilitada para la entrada de pasajeros como antes de la crisis sanitaria. Se acaba así la restricción implantada el 14 de marzo, en el momento de declararse el estado de alarma, cuando para prevenir contagios se estableció una separación provisional, primero con cintas adhesivas y más tarde con láminas de plástico, por distanciar el puesto de conducción del espacio ocupado por el pasaje, y se estableció la segunda puerta como acceso a los vehículos. Desde TMB y desde el Ajuntament de Barcelona defienden que esta medida, junto con otras de tipo higiénico, ha permitido mantener en funcionamiento el servicio de autobús y al mismo tiempo proteger la salud de los trabajadores y frenar la extensión de la Covid-19.

Ahora, ante los cambios que ha llevado consigo el inicio del nuevo curso, la sección sindical de UGT en Transportes de Barcelona indica que abrir la puerta delantera de los autobuses aumenta el riesgo de contagio para los conductores. Además, se quejan que durante estos meses de pandemia la sección sindical de UGT ha solicitado reiteradamente a la comisión permanente Covid-19, creada desde la dirección con el comité de empresa para tratar los temas correspondientes sobre la situación actual, que se tome la temperatura a la plantilla en el momento de entrar en el lugar de trabajo para la seguridad y la prevención de posibles contagios. La respuesta que ha dado la dirección al sindicato es que valorarían esta medida, pero siempre advirtiendo que podría atentar la intimidad de los trabajadores. Desde el sindicato denuncian que hace 4 meses que no reciben una respuesta clara.

En esta línea, hay medidas que como explica Roman Montorio, miembro del comité de seguridad y salud de la UGT TB, «no se entienden». Y es que la negativa de la dirección de tomar la temperatura a la plantilla va dirigida sólo a los conductores, ya que a los compañeros que se encuentran en el centro de control de autobuses sí se les toma la temperatura.

Básicamente el sindicato denuncia que con la vuelta a las escuelas, «la dirección de la empresa pone por encima de todo la cuestión económica y reduce los medios de seguridad de la plantilla y de los usuarios, obligando sin consenso a abrir la parte delantera de los autobuses, aumentando el riesgo de contagio, a pesar de la instalación de mamparas, ya que no se podrá mantener la distancia de seguridad con el pasaje». Dado que el conductor o la conductora del autobús puede estar hasta 8 horas dentro del autobús, esta medida no tiene el consentimiento del comité de seguridad y salud.

«Mientras que ha habido un aumento considerable de usuarios, las medidas de seguridad han bajado. Entrando por la puerta de delante las distancias son bajas», denuncia Montorio. Y es que aparte de las distancias, la mampara que divide no es totalmente cerrada, ya que sigue teniendo una ventanilla de comunicación. Si bien no se venden billetes arriba del autobús, la empresa sí que obliga a los conductores a seguir efectuando los canjes si son necesarios. «Es lo mismo que el intercambio de material entre usuario y conductor sea un billete o un cartón y esto es lo que no entendemos y de lo que estamos totalmente en contra», apunta Montorio.

Otro elemento nuevo es la existencia de un adhesivo en la plataforma justo al lado del conductor prohibiendo el estacionamiento del pasaje en esa zona. Montorio cree que esta medida no es válida en el momento que a menudo hay exceso de pasaje y es casi imposible que no haya nadie cerca del conductor. Desde el sindicato, como traslada Montorio, creen que «la apertura de la puerta de enfrente sirve para trasladar una cierta seguridad al usuario» pero desde UGT creen que «esta falsa sensación de seguridad hace que se levante el estar alerta».

Por todos estos motivos, si la dirección no reconduce la situación, desde la sección sindical se plantean llevar a Inspección de Trabajo la negativa a tomar la temperatura y también la poca seguridad que les transmiten las pantallas instaladas. De hecho, indican que tomarán las medidas jurídicas necesarias, «sin descartar demandar la dirección de la empresa por daños y perjuicios por los trabajadores o trabajadoras que se contagien de Covid-19 en su lugar de trabajo».

Mantener las medidas entre los usuarios y aislar a los conductores

Con la apertura de la puerta de enfrente de los autobuses, desde la dirección de TMB, con la concejala Rosa Alarcón al frente, han querido recordar las medidas de autoprotección: uso de la mascarilla, lavado de manos y planificación del viaje. Así, Alarcón ha pedido que se haga uso de la tecnología para saber las horas de paso y no forzar las esperas y también que se eviten las horas de máxima afluencia.

En las mismas declaraciones Alarcón ha dicho que creen que «no habrá los mismos usuarios que hace un año» pero han puesto la misma oferta «justamente para evitar las aglomeraciones». Por otra parte, afirmó que no ha habido aglomeraciones en todo el verano más allá de algún día puntual donde se dieron incidencias.

Las nuevas medidas en los autobuses también mantienen la imposibilidad de comprar el billete sencillo arriba del autobús. Una medida que parece que ha llegado para quedarse. Para Alarcón todas las facilidades que se dan para su compra son más que suficientes para no volver a tener que vender en metálico los billetes a bordo.

Esta medida ayuda a evitar el contacto con los conductores que dispondrán de unas nuevas separaciones transparentes, de policarbonato o de vidrio, que se adaptan a la forma de la puerta del conductor, en el pupitre, la máquina validadora y al resto de equipamiento presente en cada modelo de autobús. Sin embargo, sindicatos como UGT consideran que abrir la puerta de delante y tener un acceso más directo al chofer es una medida imprudente.

Más allá de estas separaciones no aprobadas por los sindicatos, con la habilitación de la puerta delantera, el uso de la mascarilla continuará siendo voluntario por parte de los conductores mientras están conduciendo. De acuerdo con la normativa establecida por la Generalitat para la gestión de la Covid-19, el personal del servicio público de transporte no está obligado a llevar mascarilla durante el periodo de conducción siempre que esté solo en los habitáculos destinados a tal fin, que deberán estar convenientemente protegidos.

Por último, desde la empresa defienden que los vehículos se desinfectan diariamente en las cocheras y que los conductores cuentan con productos para higienizar el espacio de trabajo y las manos durante la jornada de trabajo, «producto que utilizarán después de cada gestión que implique intercambio de objetos».

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