La pandemia está evidenciando, cada día más, que las crisis atacan más fuerte a aquellas personas que están en la cuerda floja. Y cada día se ve más clara la realidad tras la expresión que afirma que ‘la pobreza tiene nombre de mujer’. Una crisis sanitaria que ha expuesto los trabajos feminizados, aquellos que aplaudíamos cada día a las ocho, pero que todavía hoy continúan captados por el mercado irregular. ¿Quién nos cuida? Y ¿quién cuida a las que cuidan? Estas son preguntas que continúan necesitando respuesta.
En el marco de una crisis que no acaba y que, de hecho, apenas empieza su segunda oleada, hablamos con Laura Pérez Castaño, teniente de alcalde y directora del área de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona. Hablamos de cómo han afectado el confinamiento y la crisis económica a la expresión y solución de las violencias machistas, así como de la necesidad de políticas públicas valientes que pongan el foco “en cambiar el sistema económico imperante”.
Así, inevitable hablar del feminismo de clase, también ahora que se ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el trabajo sexual, de la mano de la Ley de Libertades Sexuales, impulsada por la Ministra de Igualdad, Irene Montero (UP). El debate alrededor del borrador de esta ley, que está levantando polvareda, “deja entrever posturas muy reaccionarias y viscerales”, dice Pérez Castaño, quien asegura que “se tienen que escuchar todas las voces, porque el feminismo se ha caracterizado por la capacidad de construcción colectiva y no lo podemos perder ahora”.
La prostitución se ha vuelto a poner sobre la mesa recientemente, en el marco de la Ley de Libertades Sexuales, que incluye la explotación sexual como una forma de violencia sexual. Es una ley propuesta desde el Ministerio de Igualdad. Desde Barcelona, ¿qué opinan?
El debate sobre esta ley es complicado. No estamos de acuerdo con que la explotación sexual se incluya en el marco de la violencia sexual, porque a la práctica propone medidas que persiguen el ejercicio de la prostitución. Hace cinco años que construimos un proyecto político feminista muy alejado del PSOE y no podemos caer ahora en las trampas que nos ponen sobre la mesa.
¿Por qué están en contra?
Todavía no tenemos la ley final, solo tenemos la propuesta que está pasando por revisión. Pero lo que podemos decir, de momento, es que el anuncio de incorporar la tercería locativa [concepto que supone castigar a cualquier persona que se lucre con la prostitución] nos preocupa por cómo esto puede impactar en la vida de las mujeres que están ejerciendo el trabajo sexual. Pero tenemos que esperar a tener el texto para poder hacer una valoración más completa.
Habla de las “trampas del PSOE”…
En cuestiones como la prostitución, con el PSOE hay una diferencia clara de qué feminismo defendemos. Hemos construido una política feminista muy diferente. Nosotros trabajamos y cuestionamos mucho el marco económico, porque la clave de la desigualdad de género está en la economía y en las diferencias de clase. Ahora que el feminismo está en su momento más amplio es cuando se hace transversal e interpela a otras cuestiones como el ecologismo, la migración, los derechos humanos…amplía el foco y es cuando hay quién reacciona intentando proteger sus privilegios.
Las diferencias con el PSOE pasan por la prostitución y también por el colectivo trans. ¿Es esto irreconciliable en un gobierno de coalición que trabaja, desde hace meses, en la Ley Trans?
Este debate se da mucho a la interna en el movimiento feminista y creo que es un debate cíclico, puesto que se da según los mismos parámetros que ha habido en otros momentos de la historia. Venimos de un momento muy positivo para el feminismo, pero ahora han crecido unas posturas muy reaccionarias en todo aquello relativo al reconocimiento de derechos de las personas trans. Aquí vemos un liderazgo clave del PSOE, con una política feminista que excluye claramente parte de estos derechos.
Pero tenemos que comprender este y todos los relatos: tenemos que hacer un ejercicio de comprensión sobre cuáles son los miedos que hay al detrás de una propuesta política que piensa que, si unos avanzan en derechos, otros perderán sus derechos conseguidos. Y aquí es importante diferenciar entre derecho y privilegio. Si yo no te dejo lograr ciertos derechos, porque pienso que esto me hará retroceder a mí, mis derechos pasan a ser privilegios.
Nuestra propuesta política pasa por ampliar el marco de derechos de las personas trans según sus realidades. La propuesta de Ley Trans bebe de aquí. Igual que otras iniciativas que se han tomado desde el Ayuntamiento de Barcelona, que buscan la promoción de derechos. Creo que estamos en un momento sociopolítico y económico bastante complicado como para excluir ningún colectivo.
Están creciendo posturas muy reaccionarias en todo aquello relativo al reconocimiento de derechos de las personas trans. Aquí vemos un liderazgo clave del PSOE, con una política feminista que excluye claramente parte de estos derechos

Uno de los argumentos más repetidos por las personas contrarias a la autodeterminación de género es que hará desaparecer a las mujeres (cis) como colectivo y sujeto político. Y ponen ejemplos de posibles casos de violencia o discriminación, por ejemplo, al reconocer hombres trans como madres biológicas o mujeres trans participando en ligas femeninas. ¿Cómo rebatiría estas posturas?
Está bien reflexionar sobre la manera en que nos expresamos y el léxico que usamos. No diría que nada de este discurso sea válido, pero sí que es verdad que hablamos de un feminismo que defiende que aceptar los derechos de las personas trans supondría una pérdida de derechos para las mujeres cis. Y aquí es cuando digo que estos derechos se convertirían en privilegios. Creo que necesitamos un espacio de escucha (que, obviamente, no está en las redes sociales), porque el feminismo ha tenido como característica histórica la capacidad de escucha y construcción colectiva y no la podemos perder ahora.
En materia de derechos sexuales y reproductivos, por ejemplo, consideramos que tenemos que seguir hablando de mujeres, porque hemos conseguido una serie de derechos sobre nuestro propio cuerpo. No tenemos que negar la identidad femenina, pero esto no puede significar nunca que se frene a otros colectivos para conseguir el derecho de ser reconocidos en su propia identidad.
En esta línea, considero que la propuesta política del PSOE es muy incongruente con su propia trayectoria. Venimos de un PSOE que aprueba la ley del 2007, que promueve el reconocimiento del nombre sentido, del cambio de sexo en el DNI…y de repente nos encontramos con un debate reaccionario que rompe la coherencia del PSOE en materia de reconocimiento de derechos de las personas trans. Si este feminismo no considera que la Ley Trans sea una buena propuesta, ¿cuál es? ¿Cuál es la propuesta del PSOE? Si la autodeterminación de género no es el camino, ¿cuál es? Porque nosotros no hemos encontrado ninguna mejor.
Y, de hecho, en los países donde ya se ha implementado no se están dando los peligros sobre los cuales alerta este feminismo más reaccionario. Hemos analizado la problemática que creen que se puede derivar y la hemos comparado con otros marcos legislativos.
Si este feminismo no considera que la autodeterminación de género sea una buena propuesta, ¿cuál es? ¿Cuál es la propuesta del PSOE? Porque nosotros no hemos encontrado ninguna mejor
¿De qué peligros habla?
Por ejemplo, en el Reino Unido un tribunal reconoció a un hombre trans como madre. Un hombre trans que se quedó embarazado y dio a luz. Mención de sexo: hombre. DNI: hombre. Y en el registro le dijeron que no le era permitida la afiliación directa. Finalmente, pudo registrar su hijo a partir de la sentencia que lo reconoce como madre. Por eso hablaba de la importancia del léxico. Es importante que reconozcamos de quién son los derechos logrados, pero por el camino no nos podemos dejar los derechos de un hombre trans.
Se tienen que analizar estos peligros con toda la calma, pero también con perspectiva. La cuestión es ¿por qué se cuestiona el hecho trans, con todo lo que habíamos avanzado en materia LGTB?. ¿Cuál es el debate de fondo? La norma. Estamos ante debates que generan mucha visceralidad y, mientras los tenemos, estamos pasando por encima de los derechos de las personas trans o de las mujeres que ejercen la prostitución… mientras nosotros hablamos, hay quién ha perdido todos los derechos, que tienen una economía tremendamente frágil y que la pandemia ha dejado, literalmente, en la calle. El momento político nos tendría que hacer reflexionar sobre donde estamos posando los esfuerzos.
Desde el momento en que el feminismo se expande, el eje machismo-feminismo ya no aplica en política institucional. El debate es más complejo y entramos en un escenario en que cierto feminismo pasa por un cuestionamiento del modelo económico. ¿Es este debate el que cree que frena al PSOE?
La reflexión feminista que tiene que ver con subvertir el modelo económico hace que el PSOE no se sienta cómodo. El feminismo del PSOE ha hecho avanzar muchísimo al país, pero en el momento en que el discurso se amplía al feminismo del 99%, que interpela cambios económicos, medioambientales, laborales, en política migratoria, derechos de colectivos como el trans…aquí se achantan. Abanderan el feminismo institucional, pero cuando toca hablar de clase social, de interseccionalidad, de la mirada de una mujer negra que ejerce la prostitución, ya no se sienten cómodos.
Las diferencias entre estos feminismos son muy claras cuando se habla del techo de cristal. Lo queremos romper, obviamente, pero el feminismo del 99% no quiere que sea para que las mujeres pasen a ocupar los consejos de administración de empresas como Endesa, que está cortando la luz a familias vulnerables. No es por eso que queremos avanzar en derechos. Queremos llegar a lugares de decisión que abran las puertas a mujeres precarias, mejorar condiciones laborales, dignificar los cuidados, cambiar la ley de extranjería…
El PSOE es el partido que aprobó la ley del matrimonio homosexual. Una gran ley que consiguió normativitzar lo que, hasta entonces, había sido diferencia. Es un gran avance, pero consiguió poner dentro de su modelo de esquema familiar aquello que era diferente. Todos nos casamos, tenemos hijos…fue una ley para celebrar, porque fue pionera en su momento, pero no subvirtió ningún modelo ni supuso romper la base del sistema económico ni los privilegios de nadie.

Las diferencias discursivas entre Unidas Podamos y el PSOE están claras. Pero forman gobierno de coalición en la Estado Español y en Barcelona gobiernan con los votos del PSC…
Hay una parte de la política que es pragmatismo. En el momento político, lo mejor que podíamos hacer era hacer entrar el PSOE en el Gobierno, para dar estabilidad en un momento complicado de ascenso de la extrema derecha. El aliado era el PSOE por muchas razones, que en feminismos también están, y seguro que podemos ponernos de acuerdo en muchos temas. Y creo que tenemos que celebrar que la cartera del Ministerio de Igualdad sea de Irene Montero, que ha acertado al posar el énfasis en los cuidados y los derechos de mujeres que están muy desprotegidas.
La pandemia nos ha dejado un escenario en que los trabajos feminizados y los cuidados fueron trabajos aplaudidos y después olvidadas. ¿Habrá un cambio de mirada desde la administración?
Las mujeres han estado en la primera línea durante la pandemia, expuestas a trabajos que son imprescindibles. A raíz de la crisis sanitaria, estos trabajos se han hecho visibles. Se han aplaudido, pero después no se han reconocido cómo debería, y esto lo vemos en el hecho que las mujeres han sido, mayoritariamente, las beneficiarias de las políticas sociales. Las ayudas extraordinarias han sido mayoritariamente para ellas. Estamos ante una feminización de la pobreza agraviada por una situación que ha impactado muy fuerte en las economías irregulares. Y aquí encontramos trabajadoras del hogar, cuidadoras…
Hemos repriorizado la agenda para mejorar las condiciones materiales de las mujeres y la sociedad en general. Tenemos que hacer políticas para conseguir mayor índice de regularización, mejor condiciones laborales, crear herramientas para trabajar contra el acoso sexual de los trabajos más feminizados…Toda la mirada del Ayuntamiento en materia de feminismos ahora está centrada en la economía, la mejora de los trabajos y las condiciones laborales.
Los trabajos feminizados se han aplaudido durante la pandemia, pero después no se han reconocido cómo debería: las mujeres han sido, mayoritariamente, las beneficiarias de las políticas sociales
Pero el Ayuntamiento no tiene competencias para ciertas cosas en materia laboral, como por ejemplo para mejorar la afiliación a la Seguridad Social de los trabajos irregulares
Estamos estudiando una fórmula para que el marco legal actual nos lo permita, pero es verdad que necesitamos un cambio en nivel estatal, tanto en el régimen general de la Seguridad Social, como en la ratificación del convenio 189 de la OIT, en referencia a las trabajadoras del hogar. Pero también es cierto que, como Ayuntamiento, somos empresa de contratación y somos ‘patronal’ de alguna manera. Le hemos dado muchas vueltas, por ejemplo, al servicio de atención domiciliaria, que se licitará en enero y en el cual queremos evitar al máximo la parcialidad, que es una de las causas principales de la brecha salarial.
Estamos haciendo estudios por saber cómo mejorar los contratos desde la perspectiva de las condiciones laborales, también en servicios como el de limpieza. Nadie en 40 años de institución se había planteado trabajar sobre la contratación pública. Y tenemos mucho trabajo, porque tenemos contratos del sector social que son realmente precarizadores.
Estamos hablando de contratación directa pero, ¿qué pasa con las externalizaciones?
Son las subcontrataciones las que realmente precarizan. El convenio del funcionariado está pactado con los sindicatos; siempre se puede mejorar, pero no podemos internalizar todos los servicios porque los recursos son finitos. El problema está con la parte externalizada, porque no podemos obligar la empresa a que pague más a sus trabajadores, pero sí podemos priorizar la valoración técnica por encima de la económica. No hay muchas administraciones que trabajen así, pero hemos decidido que el 50% de empresas peor valoradas en la parte técnica ya no serán consideradas por la evaluación económica. Así, aunque tu oferta económica me interese muchísimo según lo que establece la ley de contratación estatal, que dice que te tienes que quedar con la oferta que te salga más económica, yo te digo que, como que no tienes una buena valoración técnica, ya no me interesa si lo haces barato.

¿Qué es lo que se valora en la parte técnica, pues?
Por ejemplo que no se obligue a parcialidad si la mujer no quiere, o que no la hagas ir de una parte a otra de la ciudad porque a ti te vaya mejor, pero ella pierde horas efectivas de trabajo. Obligamos a trabajar siempre en la misma zona. El proyecto de Súper Illes Socials, por ejemplo, va en esta línea. Queremos generar cuidados de proximidad, un modelo en que las profesionales tengan personas de referencia próximas con quién comentar los casos, para acompañarlas, un modelo en que el CAP esté presente. Una integración sociosanitaria que ponga los cuidados en el centro.
Hemos hablado de la precarización de las mujeres. Este es un factor que también afecta a la denuncia por violencia machista. Si hay dependencia económica de la pareja, se reduce la capacidad de actuar. ¿Estamos en este momento?
Ahora, la dependencia económica hacia el agresor es el gran problema. Hoy hay, aproximadamente, 300 mujeres acogidas en la ciudad de Barcelona. Es una cifra muy bestia. Y, si estas 300 mujeres no tienen una salida ocupacional y habitacional, no podrán salir de la acogida y no tendrán independencia ni reharán su vida. Podemos seguir aumentando los recursos para atenderlas, pero el problema no se resolverá hasta que no afrontemos el problema estructural de carencia de trabajo y de trabajo digno.
Desvincularte de tu agresor, además, quiere decir encargarte de los hijos y salir adelante. Son mujeres que necesitan trabajo y casa, y estamos en un momento en que tener estas dos cosas es complicado. Hoy tenemos entre 50 y 70 desahucios semanales en Barcelona, así que necesitamos resolver estas emergencias porque si no, cualquier respuesta que damos la violencia de género será un parche.
Podemos seguir aumentando los recursos para atender las violencias machistas, pero el problema no se resolverá hasta que no afrontamos el problema estructural de carencia de trabajo y de trabajo digno
Según el SARA (Servicio de Atención, Recuperación y Acogida), las denuncias de violencia machista durante la pandemia disminuyeron, por una cuestión básica de estar encerrada en casa con el agresor. ¿Cómo fueron aquellos meses?
Hubo una variación importante durante el confinamiento, pero los datos se recuperaron rápidamente a los niveles de la mala normalidad. Los indicadores son muy claros y lo que hizo el SARA durante el confinamiento fue un esfuerzo para estar presente. Las mujeres con las cuales se tenía contacto cada dos meses, se llamaban cada dos días. Fueron unos meses de muchos riesgos, de estar en soledad. Tener las puertas de casa abiertas te permite relacionarte, hacer alertas, autoprotegerte emocionalmente.
De hecho, los casos que nos llegaron por emergencia fueron mucho menos que antes de la pandemia, pero mucho más graves. Cuando una mujer llegaba a las puertas de SARA era por riesgo de muerte de ella o de alguno de sus hijos. Fueron meses de supervivencia.
¿Habrá algún cambio de planteamiento en la atención a las violencias después del confinamiento?
Uno de los aprendizajes que hemos extraído es la necesidad de trabajar más la línea de las masculinidades. Estoy convencida que si el feminismo busca la transformación social tiene que interpelar al otro 50% de la población. Durante la pandemia nos reubicamos en los roles de género. ¿Quién cuida? Pensábamos que cuidar era cambiar el pañal del niño, pero de golpe nos pasamos 24 horas al día con una criatura, una persona enferma, con alzheimer o enfermedad crónica. Cuando tienes que pasar a limpiar cada día porque no hay nadie que venga a casa a hacerlo por ti, nos damos cuenta de la importancia de los cuidados.
Quizás durante el confinamiento se reajustaron los roles de género, pero hemos vuelto a ver que el patriarcado ha salido intacto. Así que, ahora más que nunca, tenemos que trabajar la línea de las masculinidades y la atención a hombres al servicio de SARA. Pondremos los cuidados en el centro, para revalorizarlos de forma que se entienda de verdad que son importantes. Porque durante la pandemia ya vimos que eran importantes, pero si no van relacionadas con una economía productiva ni con crecimiento económico, continuarán siendo los estratos más vulnerables quienes asumirán estos trabajos.
El feminismo también tiene que reflexionar sobre quién hace el trabajo que algunas mujeres han dejado de hacer, porque ahora han ascendido socialmente. Ahora son las migrantes, las mujeres de orígenes humildes o en situaciones complicadas las que hacen los trabajos que otros han dejado de hacer.

