La Fundación Joan Maragall y Ediciones Viena acaban de publicar el libro de referencia de uno de los grandes políticos del siglo XX, si bien desconocido del gran público. Se trata de Hitos. Dietario espiritual de un hombre de acción, de Dag Hammarskjöld, político y diplomático sueco que fue secretario general de Naciones Unidas entre 1953 y 1.961.

Hammarskjöld sustituyó el noruego Trygve Lie al frente de la organización de las Naciones Unidas el 10 de abril de 1953. Se convertía en el segundo secretario general desde la fundación de las Naciones Unidas, en 1946, apenas después de la II Guerra Mundial. El mundo vivía en aquellos momentos un doble proceso de grandes dimensiones internacionales: por un lado, la gran tensión entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría, que como muy bien sentenció el sociólogo francés Raymond Aron se convertiría en una época de división y confrontación del mundo en dos bloques donde la paz sería imposible y la guerra improbable. Un telón de acero, en palabras de Winston Churchill, separaría no sólo la Europa central sino todo lo mismo hemisferio norte, dividiendo el mundo en dos bloques.

En segundo lugar, a partir de 1945 comenzaría el irreversible proceso de descolonización y autodeterminación de las naciones asiáticas y africanas que habían estado bajo control y dominación europea durante todo el siglo XIX y parte del XX. Con el apoyo de las dos grandes superpotencias, las Naciones Unidas liderarían el complejo proceso de descolonización, que no sería ni evidente ni fácil.

El mandato de Hammarskjöld coincidiría con la crisis del canal de Suez (1956) -episodio definitivo de la hegemonía colonial británica y francesa-, con las tensiones entre el joven estado de Israel y sus vecinos árabes, con la invasión soviética a Hungría -que le supondría tensiones muy graves con Khrusxov- y con la guerra del Congo, entre otros difíciles conflictos internacionales. Hammarskjöld, premio Nobel de la Paz a título póstumo, moriría en un accidente de avión, precisamente en el Congo, en un episodio en el que aún se cierne la posibilidad de un atentado propiciado por uno de los grupos en conflicto.

Cristiano comprometido en el servicio público internacional, Hitos es un cuaderno espiritual, como dice Miquel Calsina en el prólogo del libro, donde el autor «reflexiona sobre los acontecimientos de su vida y del mundo, y deja patente un itinerario espiritual y una experiencia interior forjadas en la soledad de un hombre de acción». El mismo Hammarskjöld lo define como «una especie de libro blanco sobre las negociaciones que llevo a cabo conmigo mismo y con Dios».

En el libro se pueden encontrar meditaciones sobre su experiencia interior vividas a partir de la acción como hombre público y sus opiniones sobre la vida y el mundo que le tocó vivir. En este artículo quisiera recoger algunas y comentarlas.

Inicio de 1956. Cristiano consagrado

Tuyo… porque tu voluntad es mi destino.
Consagrado a ti… porque mi destino es que te sirvas de mí y que aproveches todo lo que soy, según tu voluntad.

Esta meditación refleja la esencia del ser cristiano y, si me permiten, la experiencia radical de la dimensión mística de toda persona que quiere vivir con radicalidad el seguimiento de Jesús de Nazaret. En este sentido, el concepto consagrado es determinante en el sentido de que entiende que la acción, su acción, se sitúa en otro nivel que va más allá de lo que podríamos identificar únicamente como profano.

La acción política de Dag Hammarskjöld se convertía, expresada de este modo, en una «evidencia moral» que iluminaba sus acciones y decisiones y hacía que, sin perder nunca el sentido con la realidad y la condición humana, sus decisiones tomaran unas dimensiones diferentes. En él podríamos decir que no hay «una política cristiana concreta», pero sí una inspiración y una fuerza que pueden llevar a hacer política «de otra manera».

Octubre de 1957. Deber y destino

No mires atrás ni sueñes el futuro: no te devolverá el pasado y tampoco te concederá la felicidad que anhelas.
Tu deber y tu recompensa, tu destino, son ahora y aquí.

¡Cuántas veces recordamos el pasado con nostalgia y a la vez con dolor y hasta todo con ganas de revancha! ¡Cuántas veces construimos -en sueños- futuros que nos hacen confundir la idealidad con la realidad!

Qué poco hablamos ahora y hoy de los «deberes». Estamos inmersos casi siempre en la reclamación de más y más derechos y hemos perdido la exigencia de nuestros deberes hacia el otro y hacia la sociedad y no recordamos, como diría Simone Weil, que la noción de obligación prevalece sobre el derecho y que depende, porque «su relación es la del objeto y el sujeto». El «tu deber y tu recompensa, tu destino, son ahora y aquí», y, precisamente porque son ahora y aquí, la dimensión de la acción toma un sentido también trascendente.

Abril de 1958. La singularidad del ser humano

Es sólo en el ser humano que la Creación ha alcanzado un punto evolutivo en el que la experiencia de la realidad se encuentra con el albedrío y la elección consciente. Más allá del ser humano no hay ni bien ni mal.
Por ello, sólo cuando te sumerges en tu interior para encontrarte el Otro, la bondad se convierte en una realidad última, única y viva, tanto en Él como a través de ti.

Para los cristianos, el ser humano no representa sólo la evolución de determinadas especies animales a lo largo de decenas de miles y miles de años. Creemos que en un momento concreto de la historia, gracias al Creador, deviene la aparición del ser humano, que ya puede distinguir entre el bien y el mal, y es, en la búsqueda interior -en la conciencia- del Otro, donde encuentra la bondad y el sentido último. Y es precisamente por esta intervención del Creador que la dignidad del ser humano reposa más allá -lo repito, más allá- de cualquier acuerdo, ley o convención internacional.

Porque, como bien dice Dag Hammarslkjöd, «más allá del ser humano, no hay ni bien ni mal».

Agosto de 1961

Todopoderoso…
Perdóname
la duda, la ira,
el orgullo.
Doblame
con tu gracia.
Elevame
con tu austeridad.

Si alguna vez visitáis el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, en el itinerario reservado para las visitas cívicas podréis acceder a la «Meditation Room», que él hizo construir en la entrada del gran hall cuando fue director general del organismo. En uno de los primeros centros interreligiosos contemporáneos se nos recuerda la dimensión espiritual que debería encontrarse en la base también de las Naciones Unidas y de las relaciones -siempre complejas y difíciles- en los estados y en las naciones.

Pero también es un recordatorio, para cada uno de los políticos, diplomáticos y funcionarios internacionales, que ojalá se hicieran suya esta última oración, poco antes de su muerte. Oración que difícilmente podría salir de ninguna parte más que de la «Meditation Room», en el silencio inmenso que nos ayuda a transportarnos al interior de nosotros mismos y, desde allí, intuir caminos de eternidad.

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No hi ha comentaris

  1. Pilar Cardiel Fonseca on

    Me encantaría poder leer este libro. He estado 27 años en la república democrática del Congo (antes Zaire) y sigo de cerca su proceso social y político.
    ¿Existe este libro en castellano?
    Muy agradecida y un saludo.

  2. Estaba buscando información sobre este gran político y humanista que fue Dag Hammarskjōld , y me he encontrado con su maravilloso artículo. He disfrutado mucho leyéndolo. Me gustaría poder conseguir el libro, ¿podrían indicarme como hacerlo?.Muchas gracias