Recreación virtual del Hermitage Barcelona que se construiría en la Nova Bocana del Port | HERMITAGE

Estas últimas semanas se ha vuelto a poner sobre la mesa el proyecto de construir una franquicia del Hermitage en la ciudad de Barcelona, ​​una propuesta que a pesar de que el Puerto de Barcelona ya ha validado, ha sido rechazado por el Ayuntamiento.

El prestigioso Museo del Hermitage está situado en San Petersburgo ocupando, entre otros edificios, el Palacio de Invierno de los zares. Entre su enorme colección destacan principalmente las colecciones de los zares y Zarina y algunas nuevas adquisiciones. Ya hace años que el museo Hermitage inició acuerdos con iniciativas privadas para crear pequeñas instituciones en todo el mundo con su nombre, de esta manera el museo cobra dinero por ceder el nombre y algunas obras, la empresa las exhibe y cobra entradas.

De esta manera esta propuesta cultural que llega a la ciudad de Barcelona en 2012, se ha recuperado ahora con poca o nula reflexión crítica sobre su valor o impacto.

El proyecto del Hermitage de Barcelona es una propuesta de franquicia sin proyecto propio. El museo madre de San Petersburgo no tendrá ningún tipo de control sobre esta propuesta cultural de Barcelona, ​​simplemente cederá algunas obras que serán gestionadas y programadas por una Sociedad Limitada, que, por otra parte será quien decidirá los comisarios de las exposiciones y las directrices culturales .

Así es un error conceptual hablar del Museo Hermitage en Barcelona, ​​porque lo que proponen en Barcelona ni es un Museo ni tendrá ninguna conexión con el Hermitage más allá que este cobra por poner su nombre. Según los estatutos del ICOM aprobados en la 22ª Asamblea General de Viena el 24 de agosto de 2007: “Un museo es una institución sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines educativos, de estudio y de recreo”.

Estas problemáticas no existían cuando la empresa franquiciada contrató a Jorge Wagensberg, científico y museógrafo, para proyectar este Hermitage en Barcelona, pues, ​​de hecho en 2013 cuando se presentó el proyecto ya se dijo que sería uno de los proyectos más ambiciosos a nivel multidisciplinar y revolucionario en términos museográficos. Un auténtico proyecto revulsivo que quedó huérfano con la pérdida de Wagensberg en 2018 y que ha quedado en “un proyecto de cinco hojas con cinco exposiciones” según Joan Subirats, el comisionado de cultura del Ajuntament de Barcelona y por lo que sabemos, no se comprometen a crear colección propia hasta el 2032. de esta manera, este 2021 se ha presentado un proyecto muy diferente del de 2012 que convierte lo que debía ser un museo innovador, vanguardista e interesante para la ciudad se ha convertido en una sala de exposiciones itinerantes que no tendrá ningún tipo de relación ni con la ciudad ni con el país, ni con el Hermitage.

Bajo un nombre brillante en letras doradas nos llegará una franquicia más de las muchas que ya tiene este museo por el mundo, como la sucursal de Las Vegas, que abrió en 2001 y cerró en 2008, la de Londres, inaugurada en 2000 y cerrada en 2013 o la de Ferrara, inaugurada en 2007 y cerrada en 2013. Este legado debería hacernos plantear hasta qué punto se ha de abrir y permitir una iniciativa privada que sabemos que puede estar condenada al fracaso y que, si no lo está, sacará público a nuestros museos públicos.

Uno de los otros argumentos que se defienden es que no se puede decir que no a una iniciativa privada, si bien es cierto, como bien apunta el historiador del Arte Albert Velasco en No ens cal l’Hermitage (Velasco, 2020) se situará sobre suelo público y esto implica que la administración debería verter dinero. Este hecho y los precedentes fallidos de las subsedes del Hermitage y el rescate económico de la Fundación Miró o la noticia también que ha saltado esta semana que el Monasterio de Poblet se encuentra en horas bajas que ha provocado cerrar la hospedería, el centro de visitantes, las visitas guiadas y hace un ERE a 15 de sus 22 trabajadores (Palau, 2021) que hace plantearse la inversión pública para rescatar uno de los espacios patrimoniales más importante del país.

Así, en una Catalunya rescatando espacios culturales propios e intentando garantizar un futuro digno para nuestros espacios museológicos se ha reactivado el eterno debate sobre cuál debe ser el modelo económico, turístico y cultural de la ciudad. Hay un modelo que avala operaciones como la instalación de un Hermitage en el puerto para los turistas de crucero y otro modelo que quiere apostar para que estos turistas y los locales visiten los museos locales y los que entienden la cultura como derecho fundamental.

Referencias:

  • Palau, M. (2 de Junio ​​de 2021). Poblet, en horas bajas. Obtenido de El Punt Avui: http://www.elpuntavui.cat/cultura/article/19-cultura/1979175-poblet-en-hores-baixes.html
  • Velasco, A. (31 de Enero de 2020). No necesitamos el Hermitage. Obtenido de La República: https://www.lrp.cat/lrp-arts/article/1732221-no-ens-cal-l-hermitage.html
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