Es común escuchar en algunas tertulias políticas o en artículos en los medios de comunicación que vivimos en una democracia consolidada. Una frase se interpreta a menudo como si nuestro modelo de organización político hubiera tocado techo y ya no se pudiera avanzar más. La democracia, sin embargo, no debe entenderse como un destino final, sino como un ejercicio constante de aprendizaje y mejora que debe expandir continuamente sus propios límites. Ayer el Ajuntament de Barcelona hizo un pequeño paso hacia la expansión de estas fronteras con la presentación de los resultados de los presupuestos participativos: una iniciativa impulsada desde la concejalía de Derechos de Ciudadanía y Participación que ha movilizado a decenas de miles de vecinas de la ciudad en la planificación y selección de diferentes proyectos.

Para esta primera edición de los presupuestos participativos el consistorio ha puesto 30 millones de su presupuesto para financiar los diferentes proyectos. Es un valor pequeño si se tiene en consideración que el presupuesto anual del Ayuntamiento para el año 2021 es de 3253 millones de euros, pero ayer el concejal Marc Serra afirmaba que “los presupuestos han venido para quedarse”, por lo que es asumible que viendo la buena acogida de esta primera edición pueda aumentar en los próximos años. Se cerraba así la primera gran fase de un proceso que se inició en enero de 2020 y que no se acabará hasta que el último de los proyectos ganadores se haya constituido.

Pero, ¿qué son exactamente los presupuestos participativos?

Por presupuestos participativos se entiende el proceso deliberativo de una administración pública en la que los vecinos y vecinas de un municipio pueden presentar un conjunto de proyectos con relación a los barrios y, dentro de los proyectos presentados, seleccionar algunos para ser ejecutados por la administración. Los presupuestos participativos son un ejercicio de lo que se denomina generalmente como democracia directa. Es decir, en lugar de delegar nuestra responsabilidad en un/a político/a, la democracia directa implica que son los ciudadanos los que participan del mismo proceso de elaboración de las políticas públicas que se implementarán. Esto a veces tiene sus complicaciones, ya que requiere un mayor grado de implicación de la ciudadanía, que debe invertir una mayor parte de su tiempo en informarse sobre cuestiones técnicas, en debatir con otros vecinos implicados, etc. Y es que la democracia, cuando se ejerce con cuidado, es un poco más lenta.

Pero en la concejalía de Derechos de Ciudadanía y Participación – a cargo de Marc Serra – tienen motivos para estar satisfechos: más de 39.000 vecinos y vecinas de la ciudad han participado del proceso de deliberación para elegir 76 de los 184 proyectos disponibles. Si se tiene en cuenta el total de personas involucradas desde el inicio del proceso, en enero del 2020, la cifra aumenta hasta las 64.571 personas, superando la primera edición de Madrid de 2016.

Los proyectos ganadores

Dentro de los proyectos seleccionados se encuentran, entre otros, la mejora del Parque de la España Industrial, que recibirá 850.000 € para adecuar las zonas de gradas y de juegos, cambiar la iluminación y en remodelar las puertas de acceso.

En el barrio de Sants se hará justicia a una demanda latente de las chicas del barrio, de mayoría de origen indio, de Bangladesh y de Pakistán, y se instalará un campo de críquet. Desde el año 2019 que hay cuatro equipos de críquet compiten entre ellos, pero ellas no contaban con un campo propio y lo tenían que pedir constantemente a los demás equipos. Un proyecto coordinado por Criquet joven en BCN, que, integrado en el programa educativo “Convivimos deportivamente”, promueve este deporte como una herramienta de cohesión social para el barrio.

La bicicleta también tiene presencia dentro de los proyectos ganadores, pues los vecinos y vecinas de Sarrià Sant Gervasi han apostado por la creación de un carril bici en la vía Augusta y en la Travessera de les Corts, ampliando la red de circulación en dos ruedas en la zona alta de la ciudad. De hecho, muchos de los proyectos seleccionados han apostado por profundizar en la actual línea del urbanismo verde del consistorio, como puede ser la creación de un eje verde en la calle Rosselló en el Eixample, la mejora de los patios de la Escuela Pau Casals de Gracia, o la reforestación de Collserola.

En total son 76 proyectos los que la administración se ha comprometido a sacar adelante en los próximos años. Los presupuestos participativos de Barcelona despegan.

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1 comentari

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