Nariman Al Chamaa es periodista, activista y presidenta de la ONG Donia para el Desarrollo Sostenible en el Líbano. En un país en el que la moneda ha perdido el 90% de su valor en un año y medio y en el que el índice de pobreza ha alcanzado el 80%, ser mujer, periodista y feminista es sinónimo de dificultades. La crispación política, económica y social explicada por ellas es a menudo contestada con episodios de acoso sexual y amenazas de muerte con el fin de silenciar a las comunicadoras críticas con las decisiones del Gobierno.
“El Líbano no ha vivido una crisis tan severa desde hace 150 años”, asegura Al Chamaa, que relaciona estos hechos con “la corrupción política y con los partidos políticos con tendencias religiosas que priorizan los intereses de sus comunidades a los de la ciudadanía en general”. “La electricidad viene dos horas al día, si viene, y después podemos estar sin luz varios días. En los hospitales no llegan los medicamentos, no hay asistencia sanitaria y no se pueden realizar operaciones quirúrgicas por la ausencia de electricidad e instrumentos”.
Junto con la crisis sanitaria, la educación pública de calidad es otro de los grandes inconvenientes: “Padres que llevaban a sus hijos a colegios privados ahora los llevan a colegios públicos. Esto lleva más presión a la educación pública, en un momento de debilidad y de presión por la llegada de refugiados sirios”.
LA ESPERANZA DEL CAMBIO EN EL LÍBANO
El desempleo y los bajos salarios en el Líbano no hacen más que empeorar la situación: “Los sueldos no alcanzan para cubrir el alojamiento, el transporte ni la gasolina”. No en vano, a partir de 2019 se sucedieron las manifestaciones ciudadanas en las calles de Beirut contra las subidas de impuestos, la corrupción política y las desigualdades sociales. “Ahora hay una nueva corriente de revolucionarios para crear un cambio político y verdadero que no tiene que ver con lo que hay. Hay esperanza en que se haga este cambio”.
Trasladado al mundo de los medios de comunicación, “hay una corriente entre periodistas que defiende la creación de un estado laico, sin perspectivas étnicas y en contra de las divisiones por confesiones religiosas”, ya que en el Parlamento libanés cada grupo religioso tiene asignado un número de diputados. Estos periodistas a menudo recurren a las redes sociales y a medios digitales, y están sometidos a diversas presiones. “Expresan su opinión, pero están expuestos a violencia y a amenazas de muerte. En el caso de las mujeres periodistas el peligro es mayor, no solo para ellas sino para sus familias. A menudo, las periodistas no pueden ir solas a cubrir algunos actos para evitar acoso sexual por parte de personas armadas”.

Nariman Al Chamaa fue víctima de estas amenazas y coacciones. Su hijo, que vivía en Gambia, recibió advertencias de que si ella continuaba con su activismo denunciando unas inversiones marítimas en el Líbano, podría costarle la vida. En otra ocasión, sus hijas adolescentes fueron acosadas por un automóvil que les seguía constantemente y las intimidaba, coincidiendo con una campaña medioambiental liderada por Al Chamaa. A Nariman le enviaron fotografías manchadas con sangre y el mensaje de que si no cesaba su actividad, corría el peligro de ser asesinada.
Pese a ello, en la actualidad, hay un mayor número de mujeres periodistas que en años anteriores. Afirma que es común que las presentadoras de medios audiovisuales sean escogidas por su físico y no tanto por sus conocimientos, y denuncia que no hay en el Líbano un organismo bien estructurado que proteja a las periodistas de las violencias basadas en género.
EL AUGE DE LAS PERIODISTAS EN EGIPTO
También en Egipto hay un auge de mujeres periodistas en los últimos años. Sahar Talaat, docente de la Universidad Future y especialista en medios digitales, explica que en sus clases de periodismo aproximadamente hay un 70% de alumnas. Este aumento de comunicadoras se traduce en que hay mujeres “más emprendedoras y más especializadas en sectores como economía y temas socioculturales, no solo en el ámbito urbano sino también en el rural, donde Internet ha facilitado el trabajo de las periodistas, muchas de las cuales tienen sus páginas web”. Los medios digitales y las posibilidades que otorgan las redes sociales han supuesto una salida para periodistas jóvenes con mucha preparación.
Los progresos en el ámbito laboral se perciben en la igualdad salarial y en el hecho de que, en los últimos tres años, las periodistas han ido escalando posiciones en cargos de dirección. “Hay un cambio social de base, desde abajo, y es consecuencia de la revolución egipcia”, asegura Sahar Talaat, en relación a las movilizaciones de 2011. No obstante, los medios sufren a nivel económico por la congelación de subvenciones, lo que provoca que haya retrasos salariales entre los y las periodistas.

Sahar Talaat relaciona el avance de las periodistas en Egipto con el de las mujeres en el conjunto del país, no en vano cerca del 30% de los escaños del Parlamento están ocupados por parlamentarias. “La mayoría han entrado como independientes. Actualmente, la Constitución es más abierta y más laica que con los Hermanos Musulmanes. Hay estereotipos hacia nosotras, y estamos intentando cambiar eso. Veo la energía de las chicas, el empoderamiento, y me quedo muy sorprendida”. Pone como ejemplo el caso de tres jóvenes que conoce que han optado por plantar cara a sus padres y continuar con sus estudios.
Para Sahar Talaat, no es fácil romper con las estructuras patriarcales, pero “los cambios están ocurriendo” y hay leyes a favor de la educación obligatoria universal, por ejemplo, o contra el acoso sexual, que impone penas de cárcel de 5 a 7 años por este delito. La periodista remarca que diversas corrientes quieren romper con la herencia de la corrupción de los treinta años de gobierno de Hosni Mubarak y con la falta de participación de los partidos políticos, incluidos los de la oposición.“Los egipcios no saben vender la imagen, pero sí hay muchos cambios. Estamos luchando permanentemente; hay fallos, pero alguna cosa sí que se hace”.
En este sentido, destaca el número de organizaciones que denuncian casos de acoso e injusticias laborales y que reivindican y visibilizan los derechos de las mujeres, algo sobre lo que los medios de comunicación también se hacen eco. “Hay un interés de cambio. Antes era el cambio para la elite, no era para todos”.
LA MASCULINIZACIÓN DE LOS MEDIOS EN MARRUECOS
Para la periodista marroquí Amina Ibnou-Cheikh, especializada en derechos humanos y en la defensa de la cultura y en la lengua amazigh, en su país “ha empezado una nueva era a diferentes niveles” y remarca la creación del Consejo Nacional de los Derechos Humanos en 2011, que no es un organismo de la sociedad civil, sino que está recogido en la Constitución. Más antigua es la Asociación Marroquí por los Derechos Humanos, una organización no gubernamental que, tras años de actividad limitada, va ganando peso. “No quiere decir que hayamos resuelto todos los problemas de Derechos Humanos, pero sí que hay una mejora”.
El sector audiovisual en Marruecos también tiene su Consejo Nacional del Audiovisual, que se encarga de hacer seguimiento de las diferentes violencias que reciben los profesionales y denunciarlas, pero no interviene desde la perspectiva jurídica.
La pandemia de la Covid-19, explica Amina Ibnou-Cheikh, marcó un antes y un después en los medios de comunicación en cuanto a la forma de informar en Marruecos. “Había una libertad de expresión que no era habitual. Se recogían las preocupaciones de la gente por el Covid y su sufrimiento en relación a los Derechos Humanos. Por otro lado, varios diarios no podían trabajar porque no tenían recursos”. No fue el caso del periódico en el que trabaja, “El Mundo Amazigh”, que sí pudo continuar.

Como sus compañeras de profesión, Amina Ibnou-Cheikh ha notado que hay más presencia de mujeres que de hombres en el Instituto Superior de Información y Comunicación, pero en las redacciones hay más hombres, sobre todo en los espacios de decisión. “Hay una masculinización del espacio, que está dominado por hombres. No es una excepción en los medios, sean oficiales o no, escritos, etc. Los que tienen más posibilidades son los hombres”. Una vez más, Internet ha supuesto una oportunidad para las profesionales: “Las mujeres se buscan más la vida en las redes y en canales de YouTube”.
Nariman Al Chamaa, Sahar Talaat y Amina Ibnou-Cheikh han participado en Barcelona durante los días 4 y 5 de noviembre en las jornadas “Comunicar el Mediterráneo con mirada feminista” de la Red Europea de Mujeres Periodistas, en las que también han asistido ponentes de Argelia, Bosnia-Herzegovina, Grecia, España, Libia, México, Perú, Palestina, Suecia, Túnez y Turquía.


