Enfermos persistentes: dos años con Covid-19

Estar infectado de Covid-19 durante dos años seguidos no es una situación fácil de llevar ni a nivel físico, ni mental ni tampoco espiritual. Cada vez que te levantas de la cama por la mañana no sabes si tendrás fuerza durante el día, si podrás superar la inquietud de arrastrar tantos síntomas durante tanto tiempo y tampoco sabes lo que será de tu vida en los próximos años. Ésta es la situación que relata el último “30 Minuts” de TV3 dirigido por Mariona Bassa y Xavier Brichs: la sensación de haberse infectado cada día de los 23 meses que llevamos de pandemia.

No podemos negar que en estos momentos a la mayoría de estas pacientes les han atendido en algunos momentos en un hospital u otro o en su centro de atención básica. Pero no debemos dejar de recordar que todos aquellos que provienen de la primera oleada de infecciones tardaron muchos meses en ser atendidos después de haber pasado por toda una fase de incredulidad por muchos profesionales sanitarios. Algunos, por ejemplo, después de una infección claramente situada en los pulmones tardaron hasta ocho meses en visitar un neumólogo que resolvía la visita diciendo “ya te irá pasando” a pesar de que no tuviera ninguna evidencia tal y como queda demostrado pasado más de un año. Y tampoco es menor lo que sucede con las personas que quizás no tienen demasiadas herramientas personales para insistir en que no se recuperan y necesitan ser atendidas.

El documental expone muy bien la terrible sensación que se experimentó por parte de estas personas pensando que sólo les ocurría a ellas que tenían síntomas alargados en el tiempo. Supieron encontrarse antes ellas por las redes sociales que obtener mensajes de algunos profesionales que prácticamente aún niegan la globalidad del fenómeno. La sensación de ser el único al que le ocurre todo esto es aterradora, pero la experiencia de encontrarse con un grupo de iguales es liberadora hasta límites que la medicina todavía no contempla. Y es por eso que todas estas mujeres que dinamizaron el grupo de Covid Persistent en Catalunya todavía no se dan cuenta del impacto tan importante que han tenido en la salud de mucha gente.

Y está claro que los profesionales sanitarios son, en su gran mayoría, unos imprescindibles aliados de las personas enfermas. Especialmente, todos aquellos que han sabido actuar con humildad escuchando activamente a sus pacientes, tal y como describen y han hecho la Dra. Mateo y la Dra. Torrell. Pero no podemos esconder que todavía hay mucho personal sanitario que actúa basado en la incredulidad o bien en la prepotencia de creer que como todas las pruebas que realizan a sus pacientes tienen resultados muy cercanos a la normalidad no hay nada que haga pensar que les ocurre algo importante obviando que no estamos apuntando bien con las pruebas. Dos años después del inicio de la pandemia esto ocurre y genera un efecto muy negativo en las personas enfermas.

Ocurre que a la mayoría de estas pacientes les ha cambiado la vida por completo y se enfrentan a la incertidumbre diaria de saber con qué fuerza podrán afrontar el día y la semana. Ocurre que vienen de una experiencia en la que el sistema sanitario los ha expulsado literalmente en muchas ocasiones y durante muchos meses. Ocurre que literalmente han tenido la sensación de no quererlos en ninguna parte tal y como describe una de las afectadas. Ocurre que a la mayoría no los han admitido en hospitales, CUAPs y en algunos casos ha faltado poco para no atenderlos en la atención básica medio año después del estallido de la Covid-19. Ocurre que mientras se emite el programa hay afectadas que explican que algunos hospitales no admiten la derivación de atención básica. Ocurre que muchas de estas personas no pueden pagarse una sanidad privada para acceder a visitas o pruebas médicas o que deben realizar una inversión que la sanidad privada ha aprovechado para hacer su negocio. Ocurre que la sanidad pública debe dar respuesta a un grave problema global que, tal y como menciona el programa, podría afectar a cien mil personas sólo en Cataluña.

Después del “Malalts persistents” de TV3 queda muy claro que han pasado dos años y aunque algunos avances hay miles de personas en Catalunya que han quedado abandonadas y que no se han tenido en cuenta en momentos de la pandemia en que ya se podía empezar a planificar a medio y largo plazo. Aún nos preguntamos cómo es que en estos momentos los hospitales de todo el país no tienen unidades específicas de Covid Persistent teniendo en cuenta el grave problema de salud pública que supone y supondrá en el futuro. Aún nos preguntamos por qué este problema no está en la agenda política del conseller.

Obviamente, la atención de estas enfermas comienza por el refuerzo de la atención básica, aspecto que ni la mayor crisis sanitaria mundial de los últimos tiempos ha hecho que nuestros gobernantes hayan hecho una apuesta decidida al respecto. Y es que está claro que una sanidad pública cada vez más recortada no puede aguantar ni la presión de las oleadas con menor impacto. Y no puede permitirse que un país no pueda garantizar la igualdad de oportunidades de la población a nivel sanitario.

El reconocimiento de la OMS de la enfermedad es sólo un primer paso para que los responsables sanitarios construyan un itinerario de atención e investigación científica para mejorar la vida de estas personas. Unos pasos que no pueden ser construidos sin la voz y el protagonismo de los propios pacientes. Este fenómeno demuestra justamente la importancia de tener una sanidad pública que garantice la atención digna de las personas en la que los médicos y médicas en la atención básica deben poder tener unas ratios razonables como para poder realmente escuchar a las personas enfermas.

Quedaremos atentos a las decisiones y acciones concretas que los responsables políticos toman a partir de hoy en referencia a esta situación sobre la que ya llegamos tarde. No existe excusa para no abordar este problema de salud pública de forma decidida. Con el segundo aniversario de la pandemia no queda otra opción que empezar a invertir y gestionar, como dice una de las participantes del documental, la segunda pandemia, la de la Covid Persistent.