Dicen algunos que en medio de una crisis sanitaria como la que estamos viviendo (y el gerundio no es un despiste), se ha de atender lo urgente y que hemos de dejar las reflexiones para momentos de mayor sosiego. Yo no comparto esta postura. Ni lo más mínimo.

A mi parecer, y tras haber vivido la pandemia en mis propias carnes como médico durante estos ya cerca de tres años, las crisis, sanitarias o no, tambalean los cimientos morales que sustentan todos las culturas y paradigmas. Y más importante todavía, las crisis son una oportunidad única para redirigir el tiro y volver a otorgarle el peso justo a aquello que lo tiene y lo merece en una sociedad; apocando al mismo tiempo aquello que no tiene tanta importancia. Y para esta empresa, la reflexión es imperativa. La serenidad es esencial.

La pandemia generada por la difusión social planetaria del SARS-CoV-2, ha dispuesto al sistema sanitario y a la sociedad frente a su propio retrato, como si de un Dorian Gray con bata y fonendo se tratase, y la imagen que éste nos ha devuelto no ha sido la figura fresca y lúcida que esperábamos sino más bien una consumida y decrépita. Abarcaba más de lo que era capaz de apretar, jadeante, algo ansiosa, muy fatigada.

Esta vez con motivo de los brotes de Monkeypox en España y Europa, de nuevo este verano hemos vuelto a escuchar en diarios y tertulias un conocido ruido de sables en debates mediáticos, frecuentemente estériles, pregonados por personas que a menudo no eran las más adecuadas para informar con solidez acerca de un tema tan sensible como este. Y subrayo, la reflexión es imperativa.

No me malinterpreten. No pretendo relegar la reflexión y la gestión de las crisis sanitarias a algún parnaso de expertos con traje, puro y copa de brandy. Para nada.

Más bien creo que esta aciaga etapa ha de servirnos para abogar por otro tipo de paradigmas culturales, políticos y científico-sociales. Que otorguen la debida importancia a los procesos deliberativos y participativos, pasando siempre por los peldaños de la ciencia básica y la ciencia aplicada. Para que las decisiones que se deriven de esos procesos sean sólidas, fidedignas y ajustadas a la realidad. De lo contrario, estaremos dejando una vez más en manos de vaporosos consejos asesores y flujos de influencia mediática de sospechosa procedencia decisiones que marcan y marcarán para siempre nuestra vida y la de las generaciones venideras.

«Los factores son inciertos, los valores están en disputa, los riesgos son altos y las decisiones urgentes». Así lo afirmaban S. Funtowicz y J. Ravetz a principios de los noventa en su postulado sobre un paradigma científico postnormal, que trataba de caracterizar una metodología de la investigación adaptada a las condiciones contemporáneas, donde la entidad de lo social, de los valores y de la funcionalidad de las medidas a aplicar habrían de tener un peso crucial en la toma de decisiones. Y esto en el ámbito de la salud pública cobra una importancia capital.

Pues, ¿de qué sirve un refinadísimo método científico sin la aplicabilidad y la reciprocidad para con la sociedad a la que sirve? ¿De qué trata la medicina y en última instancia la salud pública sino de la gestión del conjunto de valores de una sociedad en relación con su salud y bienestar?

La armonización entre acción y reflexión en el ámbito de la salud, no ha de quedar en un oxímoron o en veinte minutos de tertulia televisiva; ha de materializarse y es deber y responsabilidad de todos.

Deber del ámbito científico en proveer de una evidencia lo más maciza y libre de intereses que no sean los estrictamente académicos. Con visión social. Obligación de los órganos profesionales en trasladar y aplicar esa evidencia al campo de lo real, siempre con los garantes éticos que nos hemos dado como sociedad. Y responsabilidad de la comunidad en su conjunto de mirar más allá de lo propiamente individual, aceptar la diversidad de valores y asumir los retos y esfuerzos que supone la transformación y el avance social.

Es por ello que este bienio negro, casi trienio, (o sin el ‘casi’, ya veremos en marzo) para la sociedad y la salud colectiva, ha de servirnos para meditar, a algunos con más ahínco que a otros, sobre si hemos tenido el respeto suficiente a la actividad que ha venido desarrollando un estamento científico y unos profesionales que, con sus errores y aciertos, han hecho que esta pandemia no se convirtiera en un desastre todavía mayor.

O si se ha se ha dotado de los medios suficientes a aquellos que estábamos, estamos y estaremos en primera línea de la gestión de las pandemias. O si se ha dado la libertad de gestión suficiente para desarrollar una labor científico-técnica y asistencial que no estuvieran sujetas a vaivenes, que más veces de las deseadas se debían a un juego de tronos que nada aportaban a la gobernanza de la situación sociosanitaria.

Sin pasar por alto una reflexión que para mí es vital: qué papel han jugado las necesidades, anhelos y valores de una sociedad a la que más que probablemente hayamos infantilizado y anestesiado durante todo este tiempo; y que probablemente debería haber tenido voz, voto y visibilidad en la que también ha sido su pandemia.

Y es por todo esto que, parafraseando al anónimo jornalero andaluz que en el treinta seis le arrojó de vuelta las monedas al cacique que intentaba comprar su voto, os animo a que proclamemos que, en nuestras pandemias, en nuestras crisis y nuestra sociedad mandamos nosotros. Y demostremos con ello que nuestra ciencia, nuestra sanidad y sobre todo nuestra sociedad tienen la firmeza, los valores y la potestad para que juntos hagamos frente a este y a todos los retos que estén por llegar.

Share.

1 comentari

  1. Las hierbas naturales han curado tantas enfermedades que las drogas y las inyecciones no pueden curar. He visto la gran importancia de las hierbas naturales y el maravilloso trabajo que han hecho en la vida de las personas. Leí testimonios de personas en línea sobre cómo se curaron de herpes, vih, hpv, hsv1 y 2, cáncer y diabetes con la medicina herbal del Dr. Osato. Me diagnosticaron HSV1 y 2. Así que decidí contactar al Dr. Osato porque creo en las hierbas y estaba desesperado por curarme del VHS. El Dr. Osato me envió la medicina a base de hierbas a través de UPS que usé y después de dos semanas de uso fui a un chequeo y mi resultado fue Negativo. Le recomendé a mi amigo inmediatamente porque también tiene hsv2 y también se curó. Sé que es difícil de creer, pero yo soy un testimonio vivo. No hay nada de malo en probar las hierbas. Puede ponerse en contacto con el Dr. Osato para obtener la cura a base de hierbas para su enfermedad/virus. Puede comunicarse con el Dr. Osato por correo electrónico: osatoherbalcure@gmail.com o WhatsApp +2347051705853. Su sitio web es osatoherbalcure.wordpress.com