En esta entrevista, Barbeito ensalza la figura del profesor y economista Arcadi Oliveres como defensor de la justicia social y como persona comprometida con sus principios. La guía, que el Ayuntamiento de Barcelona envía este mes de septiembre a las escuelas públicas de educación infantil y primaria de la ciudad (como ya hizo con el libro), pretende plantear preguntas sobre las causas y consecuencias de las desigualdades en el mundo, reconocer el rol de personas y movimientos sociales para generar conciencia, y participar en la creación de futuros posibles alternativos.
¿Cómo ayudó Arcadi Oliveres a hacer entender las consecuencias de las desigualdades?
Yo a Arcadi lo tuve de profesor cuando estudiaba Políticas en la Autónoma y era un profesor muy conocido porque fue muy activo. Llegaba a cada barrio y a cada pueblo de Catalunya, hablaba de los movimientos de globalización y era una voz muy conocida, incluso tenía un personaje en el ‘Polònia’.
Era un profesor que tenía muy clara su figura de intelectual y a la vez, como cristiano de base, era muy comprometido y muy activo. Se dejaba la piel y hablaba con mucha convicción de las desigualdades y la pobreza. Era un compromiso muy vivido por él, desde cualquier pueblo de Catalunya, hasta la universidad, el activismo de calle, la comunidad cristiana… Era un muy buen divulgador, era una persona capaz de recordar millones de datos y explicaba datos complejos del sistema mundial a partir de anécdotas que hacía que se comunicase muy bien.
El libro transmite muy bien su actitud personal, llevaba el mismo teléfono durante un montón de años, miraba mucho el gasto en consumo y esto se traducía en donde poner gasolina y en viajar en tren, por ejemplo. Era coherente y la relación con las personas era muy dulce y atenta.
¿Qué tenía que le hizo un referente?
Yo creo que era una de las personas que se atrevía a denunciar, como economista, las disfunciones del sistema mundial con todo el compromiso del mundo. Era una voz alternativa, pero que hacía muy comprensible todo lo que decía y, a la vez, era una persona muy querida. Por su manera de ser, conectaba con todo el mundo y tenía un tono que le hacía muy próximo.
Era una voz alternativa, pero que hacía muy comprensible todo lo que decía y, a la vez, era una persona muy querida
Destacaría su compromiso de la pobreza con las personas más invisibles de la sociedad, como las personas migradas sin papeles, defendía los derechos civiles y el antimilitarismo. Toda su trayectoria ha sido comprometida con una multiplicidad de causas.
¿Para qué edades está destinada la guía didáctica?
La guía didáctica está pensada a partir de 10 años. Arcadi trataba temas que no son nada fáciles de entender y el libro ha intentado recoger estos temas que no son fáciles y que son muchos. Bernat (Oliveres) y Mar (Valldeoriola) han hecho un trabajo de simplificación porque son temas complicados y se trata de diferentes problemáticas. De hecho, había gente que decía que de cada tema se podía hacer un libro porque da para mucho. Yo creo que han hecho un muy buen trabajo y una muy buena selección.
La guía era un reto también, para asegurarnos de que realmente se entienden bien los contenidos. La suerte es que el nuevo currículum de la Lomloe, estos temas los recoge muy bien y no ha estado difícil encontrar equivalencias.
¿Cómo recomendarías usarla a clase?
Uno de los criterios con el que estábamos de acuerdo con Mar y Bernat era que fuera significativo para el alumnado, que fuera efectiva, que no fuera como un discurso teórico, sino que fuera percibida como una cosa real y que toque las emociones. Yo creo que era como Arcadi hacía sus charlas, no dejaba indiferente a nadie.
Por eso, teníamos que hacer una metodología socioafectiva, que implique las emociones y que haga cuestionar factores sociales y políticos. También era muy importante, y queda reflejado en la guía, que implique un cambio real de actitudes, desde cambios de consumo de alimentación o de uso de plásticos hasta hacer un mercado de intercambio o reparar cosas en vez de comprar nuevas. Es importante que se lleve a la práctica para reflejar el espíritu de Arcadi, para trabajar desde la emoción con espíritu crítico y pasando a la acción. Quizás, la autocrítica que haría de la guía es que muchas de las acciones son individuales, y una de las cosas que apuntaba Arcadi es que las problemáticas son estructurales y requieren respuestas estructurales.
¿Qué relación hay entre la justicia global y las emociones, que es un aspecto que destacaba Arcadi y que recoge la guía?
Desde las neurociencias ya dicen que es la mejor manera de aprender, implicando a las emociones. Y, en lo referente a la justicia global, es también un motor de implicación. Normalmente, cuando hay frustración, discriminación o rabia, se activa más la implicación social para no apartarse de lo que es la justicia. Es lo que nos hace levantar del sofá o de la silla y movernos. Hacerlo solo desde el argumento racional no tiene tantos puntos para llegar a la parte de acción. Podemos tener pensamiento crítico, pero si no hay emoción, es difícil llegar a la acción.
De hecho, después de la observación y de hacer propuestas, la guía llama a la acción. ¿Serían acciones más individuales que podrían tener consecuencias en el barrio, la familia o la escuela?
La guía está pensada para escuelas, no para personas que tengan una gran experiencia. Hay algunas propuestas que tienen una dimensión similar, como hacer un análisis de consumo en la familia o de cuánta carne se pone en el comedor escolar. Si se organiza un mercado de intercambio en la escuela, también es una forma de implicar a toda la comunidad educativa. Cuanto más próximo, más fácil es organizar acciones que están al alcance del alumnado y de las escuelas. Los objetivos tienen que ser realizables.
¿Cómo definirías las comunidades educadoras?
Cuanto más amplía e inclusiva sea esta comunidad mejor, que incluya al profesorado, pero también a monitores de comedor, personas que se ocupan de la limpieza del espacio… Toda la comunidad que vive, trabaja en el centro escolar tiene una función. El hecho de que las personas de la limpieza sean normalmente mujeres y no hombres, o que el profesorado sea blanco, de alguna manera educa y envía mensajes. Todo esto son cosas que se podrían ir planteando.
Teníamos que hacer una metodología socioafectiva, que implique las emociones y que haga cuestionar factores sociales y políticos
Para mí, implica a todo el personal de la escuela y también a la familia, por ejemplo, si hacemos caminos escolares o también puede implicar a los grupos de vivienda. Todos los actores que se vinculen en la escuela de una manera u otra tienen una función educadora aunque no sea planificada dentro de un programa concreto.
¿Qué tiene que tener el País de los Olivos? ¿Cuáles serían los ingredientes básicos?
Por un lado, el rechazo al militarismo, que no haya gasto militar, y la reducción al máximo de las desigualdades y de la pobreza. Estos serían innegociables, y también el tema del acceso a los derechos, tendríamos que asegurarnos de que los derechos civiles, sociales, políticos y culturales sean para todo el mundo, independientemente del tiempo que lleven aquí o de que tengan papeles o no.
¿Cómo ha sido hacer esta guía? ¿Ha sido un reto profesional, una motivación personal?
Ha sido sobre todo un reto, un regalo de vida desde que me lo propusieron Mar y Bernat. Ha sido un proceso precioso hecho con mucho cariño. Es como devolver un poquito lo que había hecho Arcadi. Yo lo tuve en una asignatura y, cuando murió, me afectó. Él me influyó en aspectos de mi vida, como cuando me habló de Amnistía Internacional e hice un voluntariado con AI en Portugal. Algunas de las militancias que he hecho, he ido a parar a ellas por influencia suya. Hacer la guía ha sido una forma de retorno. Mar y Bernat no han puesto su nombre en la guía, salen como colaboración, pero lo hemos hablado los tres.
¿Ha sido una guía a seis manos?
Yo lo vivo así porque hablamos mucho de los criterios antes de hacerla e hicimos mucho feedback. Queríamos que la guía fuera como muy de Arcadi. Por eso, por ejemplo, incluimos la actividad de los oxímoros, que costó acabar de concretar por la edad a la cual está destinada la guía. Para mí, fue un reto emocional y un proceso muy bonito. Ha sido un lujo que he podido compartir con Mar, que es la editora de los textos de Arcadi y todos los contenidos, y Bernat, como ilustrador e hijo de Arcadi. Yo he aportado desde la rama educativa. Era un triángulo muy equilibrado y ha sido muy rico poder hacerlo entre los tres.