El Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Catalunya (CEESC) pide que todos los centros educativos tengan como mínimo una persona de referencia del mundo de la educación social para ayudar a mejorar la convivencia y el bienestar emocional del alumnado, entre muchas de sus funciones.

Este curso 2023-24 se han oficializado las funciones de los educadores y las educadoras sociales en los centros escolares para no duplicar responsabilidades, después de un proceso que duró casi todo el curso anterior en el que participaron el Departamento de Educación y diferentes perfiles socioeducativos de los centros, como el Colectivo Profesional de Educación Social y Escuela del CEESC.

El siguiente paso, remarca el Colegio, es conseguir una “incorporación plena en los centros educativos de carácter público”. “Desde el CEESC seguimos pidiendo al Departamento de Educación que se establezcan educadoras y educadores sociales como una figura estructural en los centros y que se consolide su puesto de trabajo así como las condiciones de su contrato laboral”, indica la entidad en un comunicado.

Solo 85 profesionales

El vicepresidente del CEESC, Albert Font-Tarrés, destaca que en la actualidad son 85 las profesionales que están trabajando en escuelas o institutos, una cifra que el sector considera insuficiente teniendo en cuenta que en Catalunya hay cerca de 5.000 centros educativos de infantil, primaria y secundaria.

“La escuela tiene muchos retos como institución porque aglutina casi la totalidad de la infancia y la adolescencia y para cumplir estos retos habría que poner en juego todos los perfiles profesionales del ámbito educativo que tenemos al alcance”, remarca. Por eso, considera que como mínimo tendría que haber un educador o educadora por centro.

La educadora social, insiste, más allá de tener identificadas sus funciones, “no es una figura que esté consolidada, no está en el catálogo de perfiles que tiene el Departamento, cuando esta figura se tendría que poder dar en todas las etapas educativas. Su incorporación ha sido muy tímida”. Hace tres años, el 2020, eran 75 las educadoras sociales y, según explica Font-Tarrés, sus funciones dependían en gran medida de las directrices del equipo directivo de cada centro.

Entre las tareas de este perfil profesional figuran prevenir y atender “problemas de convivencia, de vertebración y acción comunitaria, y de trabajo con el entorno; es decir, dar una coherencia de unidad, un aprendizaje más global”. “Hay toda una serie de temas extracurriculares que se piden y que la educación social puede aportar, puesto que los centros escolares deben ser un espacio de aprendizaje para la convivencia, para habilidades, para educación afectivosexual, etc”.

Gestión del conflicto

El vicepresidente del CEESC subraya que la pericia de la educación social puede ayudar al prevenir o hacer frente a riesgos como el consumo de drogas y alcohol, las violencias, elementos relacionales o conductas que pueden llevar a situaciones de maltratos, acosos o suicidios.

Por otro lado, desde el sector se tiene presente que el conflicto “es una situación de encuentro entre personas que se puede dar de manera habitual, y lo importante es aprender a gestionar el conflicto. La convivencia tiene este trasfondo”.

A nivel laboral, una de las demandas del sector es que la mayoría de los servicios son externalizados y esto lleva a una precariedad de la profesión, que convive con convenios que a veces están caducados y con salarios bajos.

Funciones de la educación social en los centros educativos

Entre las funciones de la educación social hay la de garantizar la acogida en el centro educativo del alumnado y las familias en situación de vulnerabilidad social en un entorno seguro, con un trato afectivo y con una atención personalizada. Además, tiene que velar para que el alumnado logre un desarrollo educativo, personal y social equilibrado y beneficioso, motivándolos y acompañándolos, en colaboración con la familia.

Así mismo, debe colaborar en la atención, detección y prevención de situaciones y conductas de riesgo del alumnado así como en la mediación y resolución de conflictos. Junto con el equipo directivo, trabaja ante situaciones de absentismo del alumnado, de acuerdo con los protocolos establecidos en coordinación con el trabajador social del EAP (equipos de asesoramiento y orientación psicopedagógica) en el marco de la comisión de absentismo del municipio.

Debe favorecer la integración del alumnado en los principales contextos de socialización: escolar, formativo, laboral, sanitario, deportivo, de ocio y cultural, respetando su entorno social y cultural. Igualmente, tiene que promover el desarrollo de los protocolos del Departamento de Educación y programas específicos de Salud, de Igualdad, de prevención de violencias y las actuaciones del Plan Educativo de Entorno.

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