“Las más de 60 entidades que formamos parte de Somescola estamos muy tranquilas: el modelo de escuela catalana no tiene nada que esconder. Ni en cuanto a sus principios y beneficios, ni en cuanto a sus resultados de capacitación lingüística, tanto en catalán como en castellano. Por eso, nos ofrecemos a reunirnos con cualquier organismo que quiera estudiar el modelo educativo catalán”.
Así se ha pronunciado en un comunicado conjunto la plataforma Somescola con motivo de la visita de un grupo de eurodiputados de partidos de derecha del 18 al 20 de diciembre en Catalunya para hacer un informe sobre la inmersión lingüística. El viaje se remonta a 2017 a raíz de la propuesta de la Asamblea miedo una Escuela Bilingüe (AEB) al Comité de Peticiones del Parlamento Europeo.
Somescola ha hecho llegar a los integrantes de la misión un informe en el que recoge las principales características de la escuela catalana, como por ejemplo “la importancia de no separar los alumnos por origen o lengua” para evitar dividir la sociedad en comunidades lingüísticas y para ofrecer unos aprendizajes al conjunto del alumnado.
Remarca también “el uso de las metodologías más efectivas y criterios estrictamente pedagógicos, guiándose por las evidencias científicas, por los resultados y por el grado de normalización lingüística”. Como prueba, pone de manifiesto que el 50,4% del alumnado no tiene el catalán como lengua familiar, pero en las pruebas de competencias básicas de 4º de ESO de los últimos cinco años hay unos resultados medios de 74,9 en catalán y de 76,3 en castellano y, en competencia oral, el 95% del alumnado logra un dominio suficiente, notable o excelente en catalán, así como un 98% en castellano.
El “papel compensador y transformador de la escuela catalana” es otro de los puntos destacados teniendo en cuenta que un 20% de los jóvenes no tiene ningún contacto con el catalán fuera de la escuela. Por todo esto, las entidades reunidas este martes en el Colegio de Doctores y Licenciados de Barcelona subraya el “gran consenso de país, absolutamente transversal a nivel educativo, social y político” en cuanto al apoyo a la inmersión lingüística.
El comunicado afirma que “el modelo de escuela catalana no discrimina ni perjudica al alumnado castellanohablante ni de origen migrante”, “garantiza plenamente el aprendizaje del castellano” y quiere transformar la sociedad para “conseguir una mayor igualdad entre todos los niños”.
Somescola denuncia las “falsedades” sobre el modelo de escuela catalana y critica que la agenda de reuniones de los eurodiputados está “sesgada”, entre otras cosas, porque han tenido encuentros con seis familias contrarias a la inmersión y ha excluido deliberadamente a las federaciones mayoritarias de familias de la escuela pública y de la concertada. Además, resalta que “la Comisión Europea ya ha señalado reiteradamente que no tiene competencias para evaluar esta cuestión”.

El comunicado fue leído a la prensa por tres miembros de federaciones de AFAs que representan a más de 700.000 familias y a las cuales la misión europea no convocó: Patrícia Sarrias (FAPAES), Belén Tascón (AFFAC) y Mar Pla (CCAPAC).
La misión ha recibido otras quejas porque visitó un centro de educación especial y un instituto de secundaria del Prat de Llobregat, sin aclarar los criterios de selección de estos dos lugares y sin visitar más escuelas.
Cohesión social y equidad
Por su parte, la Fundación Bofill ha asegurado ante la comisión de eurodiputados que la escuela en catalán es garantía de cohesión social y un pilar para la equidad y, si bien hay retos educativos a los cuales se tienen que hacer frente, ninguno de estos tiene que ver con la lengua de escolarización. Así lo defendió al reunirse con los europarlamentarios.
“La escuela catalana tiene la finalidad de lograr la capacitación plena de todo el alumnado en catalán y castellano (y el Aranés en Arán), según el marco común de referencia del Consejo de Europa, para así conseguir que toda la población esté capacitada para poder comunicarse plenamente y con fluidez tanto en catalán como en castellano. Evitar la división de la sociedad catalana en comunidades lingüísticas separadas es el pilar fundamental de la convivencia y la cohesión social”, empieza el texto preparado para la ocasión y elaborado por la jefa de proyectos, Elena Sintes.
La fundación recuerda que, para garantizar el logro de las competencias lingüísticas, en Catalunya se ha adoptado desde los años ochenta un modelo de conjunción o modelo de no separación lingüística. Es decir, no separa los alumnos en función de su origen o lengua familiar, sino que los agrupa todos en la misma aula. “Así es como el sistema educativo pretende evitar la división de la sociedad catalana en comunidades lingüísticas separadas; este es el pilar fundamental de la convivencia y la cohesión social”, apunta.
Aun así, la realidad lingüística en los centros educativos es “muy diversa” y “muchos niños y jóvenes no tienen ningún otro espacio para aprender o hablar catalán de manera normal y cotidiana que no sea la escuela”. Pone como ejemplo que hay territorios donde el castellano tiene un uso social más elevado fuera de la escuela, como el Baix Llobregat, el Barcelonès y el Vallès Occidental, donde la presencia del castellano como lengua vehicular en la escuela se sitúa por encima del 35%. En cambio, en la Catalunya Central, Lleida o las Terres de l’Ebre la proporción se sitúa por debajo del 20%.
“Los análisis disponibles demuestran que el modelo lingüístico escolar contribuye a incrementar la competencia lingüística en catalán del alumnado castellanohablante y a reducir las desigualdades existentes en esta competencia lingüística en función de la lengua inicial, mientras que no perjudica la competencia en lengua castellana, que es significativamente mejor entre el conjunto del alumnado”, añade la Fundación Bofill.
Los datos del Ministerio de Educación, del Departamento de Educación de la Generalitat y de las pruebas PISA muestran que los estudiantes catalanes en primaria, secundaria y bachillerato tienen un dominio de la lengua castellana “equiparable al de la media española y superior al de algunas comunidades autónomas donde solo es oficial el castellano”.
Desde la Generalitat también se han pronunciado sobre la visita del Comité de Peticiones. La consellera de Educación, Anna Simó, indicó después de reunirse con la delegación que “tenían la tesis muy clara” y que “no tenían un conocimiento real de la legislación, la pedagogía y la realidad sociolingüística” catalana.
También la portavoz del sindicato USTEC·STEs, Iolanda Segura, con quien se encontró la delegación, aseguró que los eurodiputados venían de Bruselas “con la lección muy estipulada” y consideraban que el modelo de escuela catalana es “perjudicial para los aprendizajes”. Segura calificó la reunión de “pantomima” y explicó que la comisión atribuía los malos resultados del informe PISA a la inmersión.
La comisión
La delegación enviada por la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, que preside Dolors Montserrat (PP), la han formado nueve eurodiputados, cuatro como miembros oficiales y cinco como acompañantes. Los cuatro oficiales son la presidenta de la delegación, la liberal de Estonia Yana Toom, el popular alemán Peter Jahr; el polaco del partido ultranacionalista Ley y Justicia Kosma Zlotowski y la italiana del Movimiento Cinco Estrellas Maria Angela Danzi.
Los cinco observadores son Dolors Montserrat, la también eurodiputada del PP Rosa Estaràs; Maite Pagazaurtundúa, de Ciutadans; Jorge Buxadé, de Vox, y Diana Riba, de ERC.
Durante los tres días, los cuatro eurodiputados y cinco acompañantes han tenido una docena de reuniones para evaluar el sistema de inmersión lingüística en las escuelas. Está previsto que hagan un informe oficial con algunas recomendaciones y presentarlo dentro de tres meses. Las primeras impresiones de los cuatro eurodiputados muestran que son críticos con el modelo actual, que el catalán no está en peligro y que las familias que quieren que el 25% de las clases se hagan en castellano han sufrido casos de exclusión social.