Son las 8 de la mañana. Junto a la entrada del Equipamiento de Atención Primaria (EAP) Besòs, una cola formada mayoritariamente por personas que sobrepasan los setenta y cinco años se empieza a formar delante del módulo de extracciones. “La mañana en el CAP empieza así”, explica Begoña Caña, adjunta a la dirección de Enfermería. En la espalda de su bata se lee: “¡Las enfermeras decimos basta!”.

Begoña Caña, adjunta a la dirección de Enfermería. En la espalda de su bata se lee: “¡Las enfermeras decimos basta!”. | Pol Rius

Con energía, en la entrada del módulo, su compañera Sandra Sánchez, técnica en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAI), se encarga de registrar a los pacientes y entregarles los botes de muestra que necesitan. Hoy está especialmente cargada de trabajo, porque nadie cubre la baja de su compañera. “Estos módulos temporales fueron construidos para hacer frente a la crisis de la COVID y ahora se utilizan para las extracciones”, explica Sánchez, mientras envía a un paciente hacia la sala de extracciones y llama a otro de la cola. Al día, pueden llegar a realizar entre 80 y 100 extracciones.

Sandra Sánchez es técnica en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAI), y se encarga de registrar a los pacientes y entregarles los botes de muestra que necesitan. | Pol Rius

Patricia Serrano, enfermera pediátrica: “Aquí puedo ser más autónoma que en un hospital”

Dentro del módulo, Patricia Serrano enseña a Katy Pacheco, alumna de tercero de Enfermería, cómo hacer extracciones de sangre. “Normalmente somos cuatro, y una quinta se encarga de las extracciones a domicilio”, explica, tras presumir de su bata, decorada con pequeños dibujos que parecen salidos de un cuadro de Miró. Es enfermera pediátrica, y al acabar con las extracciones, se dedica a pasar consulta con niños.

Su jornada es de ocho a dos de la tarde, y entre las dos y las tres, normalmente tienen reunión de equipo o hacen formaciones. La rutina cambia según el día de la semana, porque se turnan para hacer días de urgencias y días de consultas nominales, cuando hacen seguimiento de los niños de los 0 a los 15 años. “En comparación con un hospital, aquí puedo ser más autónoma: se te escucha más como enfermera y el trabajo en equipo es más marcado”, destaca Serrano, mientras ata la tira de goma alrededor del brazo de la usuaria para palpar la vena y remarca que, sobre todo, lo que necesitan es un reconocimiento institucional y más personal

Patricia Serrano: “En comparación con un hospital, aquí puedo ser más autónoma; se te escucha más como enfermera y el trabajo en equipo es más marcado”. | Pol Rius

La plantilla del EAP Besòs está formada por 85 profesionales a tiempo completo y 5 a tiempo parcial, el 80,2% de los cuales son mujeres. También forman a cinco residentes de medicina y a una de enfermería. Además, 12 profesionales de áreas de especialidades como ginecología, urología, traumatología o dermatología vienen desde el Hospital del Mar a pasar consulta en el equipamiento. Esta ochentena de profesionales que trabajan en el EAP se organizan en 19 Unidades Básicas de Atención (UBA) de adultos y 4 UBAs de pediatría. Cada una de estas unidades está formada por un profesional de enfermería, otro de medicina y un tercero de atención administrativa.

En conjunto, todo el equipo de profesionales sanitarios da cobertura a las casi 27.000 personas que viven en el barrio del Besòs, uno de los barrios verticales que se construyeron con urgencia en los años sesenta para alojar a las familias trabajadoras recién llegadas al área metropolitana. El barrio creció sin planificación urbanística ni dotación de servicios públicos, que se han ido consiguiendo a base de luchas vecinales. Una de las victorias fue la instalación de un equipamiento de atención primaria en el barrio, que se situó en el edificio de una antigua escuela a principios de los años 2000. Hoy en día, el EAP Besòs continúa en el mismo edificio, pero ha ido ganando espacios, como la ampliación del área de admisiones, en la planta baja, con un mostrador actualmente lleno de mensajes reivindicativos. Y ahora, después de quince años de insistencia, tendrá finalmente una aplicación de tres plantas, actualmente en proceso de construcción.

EAP Besòs continúa en el mismo edificio, pero ha ido ganando espacios, como la ampliación del área de admisiones. | Pol Rius

Sergi Castellà, referente de la UAC: “Si tienes un buen equipo administrativo, todo funciona”

Sergi Castellà es el referente de la Unidad de Atención al Ciudadano (UAC), que a día de hoy cuenta con 22 profesionales administrativos que realizan tareas rotativas. “La administración es la base, clave para el buen funcionamiento. Si tienes un buen equipo administrativo, todo funciona”, enfatiza. Son la puerta de entrada a la atención primaria tanto física como figurada, y en los últimos años han ido ampliando competencias, a la vez que la atención se ha ido digitalizando. “Hemos pasado a encargarnos de la gestión total de las consultas y las derivaciones, a hacer un seguimiento de la atención continuada domiciliaria (ACD), gestionar altas y la tarjeta sanitaria individual (TSI)”, explica Castellà, que aprovecha para apuntar que esta ampliación de las funciones “no se ha visto debidamente reflejada en los sueldos”.

Sin esta labor organizativa y administrativa, dividida en el mostrador, el back office y la atención telefónica, el engranaje del EAP no funciona. “Hemos conseguido que el tiempo de espera sea de 3 a 5 días de media, sobre todo gracias a la labor de enfermería, que asume muchas de las consultas”, explica Castellà, “aunque hay profesionales que pueden llegar a tener tiempo de espera de hasta doce días; es por eso que reclamamos ampliar el personal para conseguir la 20.ª Unidad Básica de Atención”.

Sergi Castellà: “La administración es la base, clave para el buen funcionamiento”. | Pol Rius

De media, cada enfermera tiene asignados unos 1.400 adultos a su cargo, con cifras similares para los médicos y médicas de medicina familiar, mientras que las enfermeras pediátricas tienen a cargo unos 700 niños y los pediatras unos 1.000. Ratios que, aunque se encajan dentro del máximo de 1.500 habitantes asignados por enfermera, según la ley, superan a los 1.300 pacientes que organizaciones sindicales como el Sindicato de Enfermeras reclaman como límite de contingente de enfermería en la primaria. Asimismo, esto se traduce en una presión asistencial media de más de 27 pacientes atendidos al día por médico o médica de familia, más de 17 usuarios por enfermera y 20 por pediatra, de acuerdo con los datos recopilados por la Fundación CIVIO. Datos que sitúan al barrio por debajo de la media barcelonesa de presión asistencial en la medicina comunitaria, pero con un servicio de enfermería más tensionado que la media catalana y una pediatría que se encuentra justo en la horquilla de un máximo de 20-25 pacientes al día recomendado por la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

Roser Masa, doctora de familia y directora del EAP Besòs: “La longitudinalidad reduce la mortalidad en un 25%”

En la tercera planta, calendarios, horarios, organigramas y mensajes motivadores revisten las paredes de la sala de dirección, que Sergi comparte con Roser Masa Font, directora y médica de familia del EAP Besòs, al lado de Begoña Cañas, enfermera y adjunta a la dirección. “A pesar de las carencias estructurales de recursos, el equipamiento funciona muy bien porque se trabaja en equipo y con el valor de la longitudinalidad en el centro”, destaca Masa, recalcando que estos fueron los motivos por el que decidió quedarse en el centro.

Roser Masa Font, directora y médico de familia del EAP Besòs. | Pol Rius

“Hay estudios que demuestran que la longitudinalidad, es decir, tener el propio doctor y enfermera por usuario, reduce la mortalidad en un 25%. Porque se conoce a la persona y se construye un vínculo de confianza que es esencial para tratar correctamente la salud de las personas”, explica Roser, que hace más de quince años que lleva a los mismos pacientes y asegura que, cuando entran por la puerta, ya sabe si están bien o mal. “Hay días que llevo tres horas de consulta y no he utilizado el fonendo para nada”, continúa, enfatizando la gran cantidad de patologías derivadas de la situación socioeconómica compleja del barrio. Pero ahora son las once, y toca desayunar. Es el momento de distenderse y planear cenas de Navidad con un café, un bocadillo y los rayos de sol que se cuelan entre las torres de viviendas.

Montserrat Povedano, enfermera pediátrica: “A pesar de los pocos recursos, nosotros intentamos cuidar de las familias en global”

Después del desayuno, en la planta 2, Montserrat Povedano espera a los usuarios en la consulta de enfermería pediátrica. “Es habitual que haya familias que no anulan la visita y no se presentan, y la puntualidad también es relativa”. Finalmente, llega el turno de Enrique, el segundo hijo de Gabriela, que vive en la frontera entre la Mina y Besòs. Hoy le toca la revisión de un año: medir, pesar, comprobar las habilidades psicomotrices, resolver dudas que surgen en el proceso de crianza y lo más temido por la madre: las vacunas de la meningitis y la triple vírica. “El nuestro es un centro piloto donde nosotros llevamos a cabo todas las revisiones del protocolo del niño sano, excepto cuando se trata de recién llegados, que lo hacemos en conjunto con la doctora” —explica Povedano.— “En cuanto vemos algo que puede salirse de la normalidad, lo derivamos a medicina pediátrica, como ahora”. En un momento, la enfermera llama a la puerta contigua y la médica pediátrica, Elena Cresto, entra en la consulta para realizar la inspección necesaria.

Montserrat Povedano: “El nuestro es un centro piloto donde nosotros llevamos a cabo todas las revisiones del protocolo del niño sano”. | Pol Rius

Durante la consulta, Montse va más allá de preguntar únicamente sobre Enrique. Se interesa por la salud global de Gabriela, su marido y sus otros hijos. Y los usuarios y usuarias agradecen este trato personalizado. “Se hacen colas que no son su culpa, les faltan manos. Pero se echan el tiempo que haya que echar para atenderte”, destaca Gabriela. “A pesar de los pocos recursos, nosotros intentamos cuidar de las familias en global”, explica la enfermera, que destaca que aparte de pasar consultas también impulsan grupos de crianza y promoción de la lactancia materna y otras actividades preventivas.

“Lo más gratificante del trabajo es ver cómo las familias hacen pequeños grandes cambios y evolucionan en los cuidados de sus hijos, aumentando poco a poco la confianza en ti y en el sistema sanitario”, reflexiona Povedano, que lamenta que estas pequeñas mejoras no estén reconocidas en el sistema informático de indicadores de calidad asistencial, mientras critica el exceso de trabajo burocrático que deben realizar. “Nuestro trabajo es cuidar, pero a veces no nos dejan porque debemos encargarnos de otras funciones”, espeta la enfermera pediátrica. Antes de despedirse de Gabriela, le dice que hay que empezar a lavar los dientes incipientes de Enrique y le da hora con odontología pediátrica: ahora se realizan revisiones al año.

Reivindicación dentro y fuera del equipamiento de atención primaria

A las 12 del mediodía, un aviso retransmitido por los altavoces y las pantallas de turnos avisa a los y las usuarias de que el personal del EAP Besòs hará un parón de 15 minutos en protesta por el resultado de las negociaciones del Tercer Acuerdo del ICS, tal y como hacen desde principios de diciembre, igual que muchos otros centros sanitarios del país. En los últimos años, un día en la rutina de un profesional sanitario no es sólo atención al paciente, sino reivindicar mejoras laborales. Puntuales, una decena de profesionales salen de las consultas a la calle y cortan la carretera de la Rambla de Prim, entre gritos de “No estamos de acuerdo con el Tercer Acuerdo” y “Basta de desigualdad, todos somos sanidad”. De momento, los parones diarios están convocados de forma indefinida. Antes de reanudar su camino, el conductor de la furgoneta de limpieza que había sido bloqueada toca el claxon en apoyo a los sanitarios.

El personal del EAP Besòs hará un parón de 15 minutos en protesta por el resultado de las negociaciones del Tercer Acuerdo del ICS. | Pol Rius

Anna Huerta, trabajadora social sanitaria: “No damos abasto”

Tras el breve parón, Anna Huerta vuelve a su consulta de la planta 3, puerta 8, donde revisa expedientes de usuarios. Ella es la trabajadora social sanitaria, una figura clave en equipamientos sanitarios de especial complejidad social como el Besòs. Los datos muestran cómo en este barrio, problemas de salud relacionados con estilos de vida y condiciones socioeconómicas como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, o situaciones de especial vulnerabilidad como la soledad no deseada son más prevalentes que en la media de población a la que da servicio el Instituto Catalán de la Salud.

La figura del trabajador/a social sanitario se introdujo en los EAP con el Decreto Marco de la reforma de Atención Primaria, en 1984, y se fueron desplegando progresivamente por los centros de atención primaria. Actualmente, hay unos 400 en toda Cataluña. “En los últimos años ha aumentado mucho la demanda y complejidad de los usuarios que atendemos y nuestras visitas requieren tiempo. Pero no damos abasto”, destaca Anna. Desde que redujeron el horario de la mediadora cultural, su trabajo se ha complicado aún más. El porcentaje de población inmigrada del barrio alcanza el 34% —casi el doble que la media barcelonesa—, mayoritariamente de origen pakistaní y latinoamericano. “Hay una barrera lingüística que a veces nos impide poder hacer nuestro trabajo: necesitamos una mediadora a tiempo completo”, reclama Huerta.

Anna Huerta: ““En los últimos años ha aumentado mucho la demanda y complejidad de los usuarios que atendemos y nuestras visitas requieren tiempo”. | Pol Rius

Trabajo social sanitario en comunidad

Aunque habla en plural, la mayor parte del tiempo hace su trabajo en el EAP Besòs sola. Y algunos días por semana tiene el apoyo de otras dos trabajadoras sociales que van rotando por diferentes equipamientos. En su día a día, Huerta realiza 7 u 8 visitas de media hora y uno o dos domicilios. “A veces viene el paciente y otras personas de su entorno, como familiares o vecinos. Algunos ejemplos de casos que atendemos son un reciente diagnóstico de demencia o patología crónica. Nosotros nos encargamos del acompañamiento psicosocial al usuario y al entorno, que a menudo debe reestructurar los roles de cuidado en el hogar, y los vinculamos con recursos de la comunidad”.

En este sentido, Anna destaca que el Besòs es un barrio especialmente rico en recursos sociocomunitarios, muchos de ellos autogestionados e impulsados ​​por el vecindario. “Una atención psicológica a una mujer en una situación de riesgo leve de violencia de género en un PIAD (Puntos de Información y Atención a las Mujeres) puede llegar a demorarse un año. Por eso, buscamos otras vías y derivamos a asociaciones del barrio”. Fuera de su horario, Anna también trabaja con estas entidades del barrio en diferentes mesas para fortalecer la red de cuidados comunitarios.

En conjunto, todo el equipo de profesionales sanitarios da cobertura a las casi 27.000 personas que viven en el barrio del Besòs, uno de los barrios verticales que se construyeron con urgencia en los años sesenta para alojar a las familias trabajadoras recién llegadas al área metropolitana. | Pol Rius

Nuevos perfiles profesionales en la atención primaria

Con el objetivo de conseguir una atención más global, a lo largo de los últimos dos años se han ido incorporando en los CAPs nuevos profesionales. En el EAP Besòs, se han sumado al equipo una referente de bienestar emocional comunitario (RBEC en la jerga sanitaria), una nutricionista, una higienista dental —“muy necesaria en este barrio”, enfatiza Roser— y tres fisioterapeutas a tiempo parcial, incorporadas hace medio año.

Estela Gómez es la RBEC del centro. Forma parte de la primera promoción de referentes de bienestar emocional, coordinadora de la zona litoral, e integra el grupo motor de esta figura a nivel catalán. “Nosotros nos encargamos de llevar a cabo actividades psicoeducativas y psico-sociocomunitarias para promover el bienestar de la comunidad”, explica Gómez. En la planta 2, comparte despacho y algunos proyectos con Marta Lloret, nutricionista. Ambas también llevan a cabo otros grupos de terapia multidisciplinar con Anna y las fisioterapeutas, “como por ejemplo, el grupo de apoyo a las personas cuidadoras de esta mañana”, comenta Gómez. Otros de los grupos que se promueven desde el centro son los grupos de prevención de la fibromialgia, los grupos de insomnio o el trabajo con jóvenes y en las escuelas.

| Pol Rius

“El objetivo de esta figura es desmedicalizar, realizar más tareas de prevención y darnos a conocer más allá de los CAPs, trabajando con las herramientas de salud comunitaria que la población ya tiene: hace poco hicimos una sesión en la parroquia, para abordar la soledad no deseada”, explica Gómez. A las sesiones suele venir de media una decena de usuarios, pero Gómez reconoce que entre las personas mayores existe una mayor dificultad para conseguir una constancia en la asistencia. “Después de dos años, finalmente, un hombre ha empezado a venir a uno de los grupos”, destaca Gómez, que espera que progresivamente el boca a boca haga llegar el nuevo recurso a una mayor parte de la población

“Somos médicos de personas, no de enfermedades”

Precisamente, un hombre de edad avanzada espera ante la consulta de la puerta 8. Dentro está Meritxell Sànchez, doctora de medicina familiar y comunitaria, antigua directora del centro y expresidenta del Fórum Catalán de Atención Primaria (FoCAP), que está a punto de finalizar su jornada. Se declara “activista de la atención primaria”, y todavía no se ha cansado de repetir que “tener una buena atención primaria alarga la vida de calidad”.

Meritxell Sànchez: “Lo que vemos aquí, en las consultas, es un reflejo del sufrimiento en sus vidas. | Pol Rius

Décadas de trabajo en la medicina comunitaria han proporcionado a Sànchez una perspectiva especialmente afinada a la hora de analizar la salud de la población. “Lo que vemos aquí, en las consultas, es un reflejo del sufrimiento en sus vidas. Muchas afecciones están relacionadas con cuestiones laborales y privaciones socioeconómicas. Nosotros las escuchamos y acogemos con un enfoque global porque somos médicos de personas, no de enfermedades”, reflexiona. Por eso, lamenta que a veces los profesionales de la atención primaria no acaben de creerse su importancia. En esta línea, Sànchez denuncia que “aunque se hable más, el presupuesto en atención primaria es de aproximadamente el 17% del presupuesto en sanidad de la Generalitat. Aún lejos del 25% que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tener unos servicios sólidos y garantes del derecho a la salud de la población.Como muchos otros médicos de familia, Sànchez está especialmente desgastada por la dificultad que supone “hacer equilibrios entre dar el espacio que el usuario necesita y al mismo tiempo garantizar la accesibilidad al sistema”. “A veces, lo solucionas a expensas de tu propio tiempo”, se lamenta la médica. “Pero la relación con las personas nutre mucho: ves el sentido, el retorno. Porque, en una palabra, la atención primaria es vínculo”, concluye Sànchez. Un vínculo que es apreciado de forma recíproca por el personal sanitario y la ciudadanía.

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