Bajo el título Una respuesta humanística a los retos de la inteligencia artificial, el doctor en Filosofía Joan Manuel del Pozo puso de manifiesto que, si bien la IA es un buen instrumento para ordenar datos, no tiene criterio ni pensamiento crítico.

El también profesor emérito de la Universitat de Girona y ex conseller de Educación y Universidades de la Generalitat, sostuvo que “si tenemos avance tecnológico es porque tenemos una cultura humanística”.

Del Pozo remarcó que la IA tiene una aplicación funcional por su encaje en la vida diaria actual y una no funcional que estaría relacionada con los principios éticos y los derechos humanos.

En este sentido, destacó que el humanismo está ligado a un compromiso cívico y social y que, para el humanista, “la libertad es el bien más preciado que tenemos en esta vida”. Esta libertad, sin embargo, se ve amenazada por una IA que atenta contra la privacidad y la intimidad.

Citó al poeta brasileño Mario Quintana para explicar que “los hechos son un aspecto secundario de la realidad” y que dentro de la percepción de los hechos intervienen la contextualización y la interpretación.

La IA no es inteligente

A partir de aquí, Del Pozo planteó “qué es la inteligencia artificial”, definiendo la inteligencia desde la vertiente de la ciencia y el esfuerzo de ir más allá de las apariencias y desde el punto de vista de tener capacidad de hacer buenas elecciones, es decir, la libertad de decidir y de tomar decisiones acertadas.

Así, incidió que si bien la IA puede ayudar a la ciencia por la rapidez y el orden que supone, no tiene capacidad de comprender, y recogió las tesis del investigador Ramón López de Mántaras para reafirmar que “la inteligencia artificial no es inteligente”.

Responsabilidad

Bajo la premisa de que la IA tiene una capacidad de acumulación de datos extraordinaria, pero no tiene inteligencia, el filósofo subrayó que es un instrumento “brillantísimo” creado desde la “modestísima inteligencia natural”, de manera que la responsabilidad política y educativa recae en manos humanas.

Recordó a Sócrates para decir que “saber preguntar es un arte inteligente” y alertó del peligro de creerse todo lo que dice la IA. ¿Y cuál debería ser el papel de los y las docentes? Saber motivarse para motivar también al alumnado a hacer preguntas y a tener curiosidad.

Criterio

La paciencia, el contexto y el pensamiento crítico tienen influencia en cada una de las respuestas, pero la reflexión y la pausa, sostiene Del Pozo, no forman parte mayoritaria en un momento de exceso de información y de efervescencia del ChatGPT en el que “no sabes si elige buena o mala información”. “La IA solo es una acumulación de palabras, no tiene criterio. No es sobrenatural, no es mágica, no tenemos que tener una actitud de servidores”, concluyó.

¿Qué le falta a la IA? Para Del Pozo, entre los ingredientes de los que carece esta tecnología, figuran el humanismo, la sabiduría y el hecho de saber vivir; es decir, la inteligencia emocional.

Contrastar

El acto estuvo conducido por Marta Comas, educadora social, antropóloga y doctora en Sociología de la Educación. Tanto Del Pozo como Comas hicieron un llamamiento a volver a dar importancia al valor del conocimiento y a recuperar el hábito del contraste de la información, de entender el contexto y de rehuir las respuestas rápidas y fáciles.

La cuarta edición del ciclo de debates ‘En clave de Educación’ está organizada por el Consejo Educativo de Barcelona (CEMB), el Consejo de la Formación Profesional de Barcelona (CFPB) y la Asociación de Maestras Rosa Sensat, con la colaboración del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya.

La edición de este año se centra en tres actividades, la primera de las cuales estuvo protagonizada por el escritor y humanista Pedro Olalla, la segunda por Joan Manuel del Pozo y la tercera tiene como invitado al profesor Mark Coeckelbergh para hablar sobre ‘La educación por la democracia y la inteligencia artificial’.

 

Artículo publicado inicialmente en el blog Educa.Barcelona del Diari de l’Educació
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