El lunes 1 de septiembre de 2025 la Global Sumud Flotilla partió hacia Gaza. Lo hizo después de posponer su viaje por el mal tiempo, algo que no pasó inadvertido para quiénes necesitaban criticar esta acción desde su planteamiento cínico.
A la flota se han unido algunas personalidades de la cultura, de la política o el activismo que durante semanas han intentado viralizar la iniciativa su acción a través de las Redes sociales y los medios tradicionales.
Es precisamente la adhesión de personas conocidas la que parece haber otorgado más combustible al cinismo de quiénes piensan que esta no puede ser sino una iniciativa cosmética, pero que a nivel práctico ni sirve para nada. Desde las alusiones a lo ridícula que parecerá la flota para las IDF (Las Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés) a lo “pesada” que se está volviendo esta “moda” de apoyar a Palestina o a lo risible que parece resultar que tuvieran que dar media vuelta por culpa del mal tiempo nada más zarpar.

Por otro lado, hay críticas a la iniciativa que van más allá del cinismo y que acusan, una vez más, a estas acciones como complíces o blanqueadoras del terrorismo islámico de Hamás (en esta línea va, por supuesto, el polémico Ministro de Seguridad de Israel), a la vez que se preguntan porque no se realizan acciones similares ante situaciones que consideran análogas (o incluso peores) en Venezuela, Cuba, Corea del Norte, etc. Por supuesto, este tipo de comparaciones son una barbaridad de todo punto inaceptable, un absoluto sinsentido. Un despropósito fácil de desmontar pero que requiere un tiempo, espacio y foco al que no se dirige este artículo (para ser francos, podríamos decir aquello de que la verdad está ahí afuera y si uno no es capaz de comprender las diferencias en tales situaciones y comprender lo que es un embargo y un bloqueo, por ejemplo, a la vez que se muestra ciego ante un genocidio… Ahí poco se puede hacer).
En todo caso, ciertamente la Global Sumud Flotilla no tiene objetivo ni tiene la capacidad para confrontar militarmente con Israel y, en este sentido, no puede actuar de forma directa y contundente para detener el genocidio de forma inmediata. Pero su misión es otra, y no pequeña.
Por una parte, se pretende romper el bloqueo (el cerco a Gaza) a la ayuda humanitaria que Israel está llevando a término. El abastecimiento con víveres, agua, ropa y otros elementos básicos es fundamental para mitigar las consecuencias de la devastación que se está produciendo. Aquí el cinismo se antoja vomitivo en esta situación: poder incidir en algún punto en aminorar la hambruna es un objetivo bueno en sí mismo, independientemente de cualquier otra circunstancia.

Por otra parte, la organización de la flota ha dejado claro desde un primer momento que se pretende algo simbólicamente más grande y complejo. La llegada a Gaza de la Flotilla de la Libertad tiene la fuerza de un gesto en el que se obliga a mirar el horror a los ojos. Es tarde, sí, pero sigue siendo necesario. Porque llevamos casi dos años (por no hablar de las décadas precedentes) con el horror delante nuestro pero cegados ante él. Así ha actuado la Unión Europea y otros tantos. Por no hablar de los EEUU, que directamente han ayudado a Israel a construir una realidad paralela, la del relato sionista de la víctima perpetua de sus vecinos hostigadores y terroristas (y antisemitas, claro está).
Hay destrucción por doquier y daños irrecuperables. Pero mirar a los ojos al horror no es solo, como los cínicos dirían, una forma de apaciguar nuestra consciencia. Mirar a los ojos al horror significa hacer este tan insoportable, tan hediondo para quién mira, que hacer algo se vuelva no solo necesario, sino ineludible. Porque no hay humanidad donde el horror campa a sus anchas.



Catalunya Plural, 2024 
1 comentari
La ONU y más de un centenar de ONG ayudan a suministrar alimentos en Gaza. Veremos como acaba la Flotilla, pero SI es un postureo que busca protagonismo como Colau, y no es ninguna barbaridad el opinar que ninguno de estos activistas se posicionan con otras desgracias que ocurren en el mundo (pasando de todo) porque no les interesa y no están de moda.