“Cuando escucho los bombardeos me meto debajo de la mesa y lloro como cuando era niña durante la II Guerra Mundial”. Para llegar a la casa de Eliudgarda Miroshnychenko, en pleno centro antiguo de Kiev, a apenas diez minutos en coche en circunstancias normales de la plaza Maidán, hay que atravesar una quincena de check points. Pero ella no lo sabe porque desde que, hace ya más de un mes, comenzase la invasión rusa, solo ha bajado un puñado de veces a la tienda del barrio para comprar algo de comida. Tiene 85 años, problemas del corazón y un miedo atroz…
Autor: psimon
Entre jirones retorcidos de chapa metálica, de trozos de tela y de restos de asfalto, asoma una matrícula con agujeros de metralla. Es la del coche que quedó calcinado el 6 de marzo junto a la madre y sus dos hijos que fallecieron a causa de los bombardeos con mortero lanzados por el Ejército ruso contra quienes intentaban huir por el ya famoso puente de Irpín. Durante días, asistimos a la huida penosa de miles de personas que, tras semanas de sitio, cruzaban el río que separa esta ciudad de Kiev trepando por las rocas a las que quedó reducido…
Entre esquinçalls retorçats de xapa metàl·lica, de trossos de tela i de restes d’asfalt, apunta una matrícula amb forats de metralla. És la del cotxe que va quedar calcinat el 6 de març al costat de la mare i els seus dos fills que van morir a causa dels bombardejos amb morter llançats per l’Exèrcit rus contra els qui intentaven fugir pel ja famós pont d’ Irpín. Durant dies, assistim a la fugida penosa de milers de persones que, després de setmanes de lloc, travessaven el riu que separa aquesta ciutat de Kíev grimpant per les roques a les quals…
Anton Parambul y Dymitro Cooper Kupriyenko llegan a la cita uniformados y pertrechados con sus armas mientras el sonido de los bombardeos y los disparos retumban en los edificios que nos rodean. Pareciera que la batalla estuviera teniendo lugar a unos pocos cientos de metros cuando, en realidad, son al menos 13 kilómetros los que nos separan de la línea del frente de Kiev en la que ambos combaten. Son destacados miembros de la unidad anarquista Black Flag, aunque rechacen aclarar su rango. Acuden al lugar de encuentro acompañados por su comandante, una mujer cuya identidad insisten en preservar. Tras un mes…
Anton Parambul i Dymitro Cooper Kupriyenko arriben a la cita uniformats i proveïts amb les seves armes mentre el so dels bombardejos i els trets ressonen als edificis que ens envolten. Semblaria que la batalla tingués lloc a uns pocs centenars de metres quan, en realitat, són almenys 13 quilòmetres els que ens separen de la línia del front de Kíev on tots dos combaten. Són destacats membres de la unitat anarquista Black Flag, encara que rebutgin aclarir-ne el rang. Acudeixen al lloc de trobada acompanyats pel seu comandant, una dona la identitat de la qual insisteixen a preservar. Després d’un mes de guerra, tots…