Ciudad

No destacaba por desinterés manifiesto, y lo mismo acaece con todo el barrio, más famoso por Joan Manel Serrat, las bodeguitas, el carrer Blai de los mil bares y poco más pese a su rica arquitectura. Uno tiende a pensar en esa pereza barcelonesa para con las alturas, pero ojo, aquí estamos en la base de la montaña y quien quiera puede acceder a esta perla poco documentada sin cansarse en demasía

El que lo tiene más difícil, por el momento, es Ernest Maragall. Carece de argumentos para negarse a encabezar el tripartito que le propone Ada Colau. Dependerá supongo del programa. Nadie habla del programa. ¿Acaso depende de las elecciones autonómicas, que están a la vuelta de la esquina?

El turismo de Airbnb ha llegado al antaño barranco del hambre, llamado así por la pobreza posterior a la Guerra Civil, cuando el Franquismo desechó la aspiración de igualdad para marcar con fuego todos y cada uno de los distritos de la ciudad hasta aceptar su división entre vencedores y derrotados

Barcelona en Comú ha ganado en 6 de los 10 distritos de la ciudad. Esquerra lo ha hecho en 30 de los 37 barrios. Pero los mapas electorales que muestran el partido ganador por zona, a menudo esconden una realidad más compleja. Mostramos dos mapas que ajustan sus medidas a la población y sus colores al porcentaje de votos para ver cómo se reparten los partidos en Barcelona

Claro que hay necesidad de una nueva izquierda. Pero con una estrategia que permita sumar. Y sin experimentos. Sabe mal por Ada Colau y Manuela Carmena. Ambas merecían una segunda oportunidad, y si nada lo remedia no la tendrán

En el terreno electoral, la derrota es clara, pero quien perdió el domingo tiene muchas victorias a celebrar. Durante esta campaña electoral hemos podido ver cómo había nuevas ideas conquistando la hegemonía. Algunos discursos sobre vivienda, feminismos o la emergencia climática hoy parecen incuestionables y en cambio hace ocho años estaban lejos de la primera línea política

Es innegable que algo tiene el apellido Maragall que atrae y engancha a los barceloneses y barcelonesas a la nostalgia de un pasado que traerá a un futuro mejor. Con 76 años será el próximo alcalde de la ciudad y le tocará entenderse tanto con Colau como, por mucho que diga que no, con su ex família política. Se acaba una era, una nueva nos espera