Se llama Imane Raissali Salah y utiliza el nombre de “Miss Raisa” en Tik Tok e Instagram en tributo a un profesor que tuvo que se dirigía a ella como “Miss Raissali”. Sus posts en las redes sociales tienen un seguimiento considerable. Recibió el premio Tik Tok España 2021 en la categoría Diversidad e Inclusión. Su perfil en esta red tiene cerca de 540.000 seguidores y el de Instagram, 65.000. Su canal de youtube supera los 43.000 suscriptores. Se dio a conocer grabando vídeos con canciones estilo rap. Nació en Tetuán hace 26 años y, junto a su madre y hermanos, vino a Barcelona cuando tenía ocho para reunirse con su padre que trabajaba de pescador en la Barceloneta. No ha tenido una vida fácil, como tantas personas que han venido a vivir entre nosotros. Lo explica en el libro “Porque me da la gana. Una vida contra los prejuicios” (Lunwerg Editores).
Cuentas que cuando empezaste el libro eras una mujer y ahora eres una diferente. ¿Qué ha cambiado de una Miss Raisa a otra?
Han cambiado muchas cosas. De hecho, siempre estoy en constante cambio. Es algo que siempre dejo claro. A medida que va pasando el tiempo tienes experiencias diferentes que te hacen ser una persona diferente. Empecé el libro con unas ideas, unas convicciones, siendo de una forma, y en el transcurso del tiempo he ido generando millones de reflexiones dentro de mi cabeza que me han ido conduciendo a ser una persona mucho más tolerante conmigo misma, mucho más comprensiva con lo que me ocurre y lo que ocurre a mi alrededor. Han cambiado muchas cosas. Podría hacer un listado incluso.

Un cambio externo muy evidente es que te has quitado el velo. Cuando empezaste el libro lo llevabas pero este verano te lo quitaste. En la portada del libro sales con velo
A nivel de apariencia, sí, pero es el factor menos importante. Lo más importante es a nivel de conciencia, la reflexión psicológica a la que llegas sobre todo a raíz de todas las vivencias que he ido teniendo en este último año. He tenido muchas responsabilidades impuestas, muchas exigencias y expectativas sobre mi persona, también impuestas de algún modo. El hecho de liberarme de todas estas exigencias y desvincularme, distanciarme un poco, me ha hecho sentir bastante bien. La portada del libro iba a ser la que acabó saliendo. No estaba previsto quitarme el velo. Esa portada es la que tocaría. Primero pensé en cambiarla, pero después de bastantes sesiones de fotos buscando la correcta para el libro, pensé que es mucho más natural y tiene más sentido poner la original, que es la que iba a ser. Explica que estamos en un cambio constante. Empecé el libro con unas ideas y lo he terminado con otras. Todo tiene sentido si la gente está predispuesta a entender y empatizar.
Tu gran impacto social se debió al shock que representaba ver a una chica con velo rapeando en defensa de los derechos humanos, incluidos los LGTBIQ+. ¿Será muy diferente ese impacto ahora que no lo llevas?
No debería tener tanta importancia. Es como que una persona que lleva sombrero durante muchos años, deje de llevarlo. Te impresiona un ratito pero no debería tener tanta repercusión. Es una decisión muy personal, tanto ponerme el velo como quitármelo. El hecho de que se me reduzca al uso de una prenda ropa como es el velo para mí no hace justicia a todo el trabajo y las cosas que hago como artista, como conferenciante, como escritora… Todo mi trabajo queda a la sombra de un velo. Me parece injusto que lo que se destaque constantemente es que me ponga, me saque o me ponga el velo de una forma distinta. Hace poco honor a todo el trabajo que tiene valor y mérito, a todo el trabajo de psicopedagogía que puedo realizar en las redes sociales, en los medios de comunicación, a través de mi música, desde hace tres o cuatro años, tratando de temas superimportantes. Es una pena que la gente se quede con el tema del velo. Lo entiendo. Es lo que llama la atención porque es imagen. Miss Raisa no ha cambiado en esencia porque se ha quitado el velo. Miss Raisa sigue siendo la misma mujer luchadora, valiente, que era antes de sacarme el velo. Ahora sólo me he quitado una prenda. El día que me ponga un sombrero o lo que sea en la cabeza, ¿también habré cambiado? Es un símbolo religioso que impacta pero no me gusta que me defina. Antes era la chica del velo y ahora soy la chica que se ha quitado el velo. Es como algo que me persigue a pesar de que ya me he desvinculado.
¿Qué te ha complicado más la vida? ¿El racismo de nuestra sociedad o la visión conservadora de la religión musulmana con la que has convivido tantos años?
Lo cierto es que la máxima discriminación la he sufrido desde mi propia comunidad. Me duele y me preocupa porque me da miedo porque la gente se lo tome como una ofensa y no cómo visibilizar una realidad que existe. He sufrido mucho sobre todo por tradiciones, por formas de hacer, por presiones que he recibido en muchos momentos de mi vida. He sufrido discriminación por parte de personas que deberían entender mi posición más que nadie, personas de mi propia comunidad que deberían empatizar más conmigo y no ha sido el caso. Sobre todo mujeres. Me causa curiosidad y tristeza a la vez. Las mujeres me han discriminado y me han hecho daño en ese sentido. En las redes sociales, es brutal el ciberacoso que recibo, incluso por cosas de mi físico. No soy una persona irrespetuosa que va por la vida ofendiendo. Siempre utilizo el respeto y la educación para comunicar cualquier tipo de mensaje. Sin embargo, te ganas muchos enemigos y, sobre todo, enemigas.
En las redes sociales, es brutal el ciberacoso que recibo
Te entiendes mucho, quieres mucho a tu madre, aunque representa esta visión conservadora de la vida y de la religión de la que te has ido alejando cada vez más. Incluso dices que es feminista
Es mi madre, la quiero muchísimo y ella a mí, obviamente. Mi madre es una señora muy extraña y nunca sabes por dónde te saldrá. Ha formado parte de mi historia y ha tenido momentos muy delicados conmigo, tomando decisiones pensando que era lo mejor que podía hacer por mí pero sí es cierto que me han como sentenciado la vida, de alguna manera. Sin embargo, nos ha dado a mí y a mi hermana como chicas ciertos puntos en la educación como muy feministas, ser superindependientes de un hombre, de estudiar, de trabajar por nosotros mismas, de no dejarnos manipular por nadie, cosas de estas… Ella ha tenido una educación, una experiencia y una infancia tan cruel y tan dura que no le ha permitido ni estudiar. No lo ha tenido fácil. Ha actuado con instinto de supervivencia, pensando que lo que nos estaba inculcando era lo mejor para nosotros. Empatizo con ella, no me gusta juzgarla. No sé cómo habría actuado yo en su posición, de mujer analfabeta, en un contexto cultural, religioso, muy complejo. Quiero estar como en paz con la gente que tengo a mi alrededor y sobre todo con ella, que es mi madre. Mucho respeto por ella y sin juzgarla. Es complicado ser madre y sobre todo cuando te toca en un contexto cultural como el nuestro, donde ser mujer no es fácil.
Quería que te casaras con un hombre bastante mayor que tú
A los 18 años había un hombre que estaba interesado en casarse conmigo. Mi madre lo vio como buena opción porque a él le iba muy bien económicamente y nosotros siempre hemos sido muy pobres. Así no me faltaría de nada. Hablaba el instinto de supervivencia de mi madre. Ella lo veía como una salida. Yo no le conocía, no tenía ningún vínculo. El hombre tenía 30 años. Ha sido el mayor conflicto que he tenido con ella.

Has vivido muchos años en un contexto de pobreza. Tu padre murió joven, justo cuando os acababais de trasladar a Santa Coloma de Gramenet porque el alquiler en Barcelona era demasiado elevado. ¿Qué marcas ha dejado esa pobreza en tu forma de enfocar la vida?
Madurar antes de tiempo. Es lo que más me ha marcado. Hacerme adulta con 10 años. Escuchar conversaciones sobre nuestras limitaciones económicas en casa. Tener que empatizar con mis padres. Intentar gastar lo menos posible, ser una preocupación menos para mi familia. No pedir mucho o absolutamente nada. Crecer con esa incertidumbre de no saber si teníamos un futuro viable o no. Me daba mucha rabia de pequeña no ser mayor para poder ayudarles. Soñaba mucho que si fuese mayor haría esto, esto y eso y les ayudaría, conseguiría sacar muchas preocupaciones de su cabeza. La pobreza me ha marcado sobre todo en esto. Tenía 11 años a lo sumo y ya pensaba en dejar de ser niña y empezar a tener preocupaciones de adultos.
Vas por la vida con una gran sonrisa por delante. ¿No cuesta mantenerla cuando te han enviado mensajes amenazándote de muerte porque dejaste el velo o porque defendías a la comunidad LGTBIQ+ llevándolo?
Muchísimo esfuerzo. Claro que cuesta. Me canso mucho de fingir que todo va siempre. Y no va bien siempre. Tengo muchas ganas de llorar, de gritar, de decir lo que me parece mal. Mi sonrisa se ha convertido en un escudo para autoprotegerme ante cualquier situación incómoda, que no me gusta, con la que no estoy de acuerdo. Ante una situación triste mi cerebro lo que hace para autoprotegerme lo que hace es sonreír. Esto empecé a hacerlo cuando murió mi padre, que fue la peor etapa de mi vida. Me cuesta cada vez más mantener la sonrisa. Es muy cansado. Llevo arrastrando un agotamiento psicológico desde hace muchos meses, desde que me ocurrió el tema de las amenazas. Cómo gestiono todas estas emociones tan heavies que llevo dentro sin hacerme daño. En mi entorno que puedan entenderme, comprenderme y escucharme no tengo a muchas personas: mi pareja y dos o tres personas más, como mucho. Me cuesta expresar ese malestar. Como siempre he sido una persona hiperpositiva, hiperoptimista y superguay, la gente da por hecho que siempre estaré al cien por cien, seré fuerte y podré gestionarlo todo. Soy un ser humano muy vulnerable y sobre todo en situaciones en las que siento como si el mundo se me está comiendo. Es complicado, muy complicado.
¿Se han suavizado las amenazas, el odio que recibes en las redes, con el paso del tiempo?
Sí. Se han suavizado, se han calmado un poco o por lo menos eso quiero creer. Algunas veces me llaman de Atención a la Víctima para saber cómo estoy, si necesito algo, si ha pasado algo nuevo pero el momento más heavy fue hace meses, durante el verano. Ahora está bastante más calmado y lo agradezco porque arrastrar toda esta incertidumbre, miedo y preocupación desgasta mucho emocionalmente.
Algunas veces me llaman de Atención a la Víctima para saber cómo estoy, si necesito algo, si ha pasado algo nuevo
Tienes más gente que te admira que que te odia, aunque dices que no te odian a ti sino a lo que representas
Nadie me puede odiar. Nadie tiene ningún motivo ni argumento sólido para odiarme. Para odiar a una persona debes tener un vínculo con ella y que te haya ofendido o te haya hecho algo muy malo. Pero sí que la gente puede odiar lo que represento yo, mi fuerza, mi valentía, como quieras llamarle.
¿Qué representas tú?
Puedo representar muchas cosas para distintas personas. Es muy difícil describirme como persona. Es difícil etiquetar a una persona porque somos muchas cosas al mismo tiempo. Por un lado, te puedes encontrar con el racista al que le da rabia que una chica extranjera pueda haber tenido éxito en el mundo musical, de las redes, de lo que sea, llevando un velo, porque le gustaría que eso le pasara a personas locales, aquí. También puedes encontrarte con muchísimas personas de mi propia comunidad musulmana que les da rabia que Miss Raisa haga lo que a ellas les gustaría hacer pero que les falta el valor suficiente para llevarlo a cabo. Me he encontrado con personas que me insultan, que me dicen a todo, y después cuando intento dialogar con ellas y les pregunto por qué lo hacen, que qué les he hecho yo, resulta que son personas muy reprimidas que les gustaría poder dar el paso para desarrollar su pasión, su vocación, y que no lo acaban haciendo por miedo a lo que sea, a lo que les puedan decir. Son personas que no están en paz consigo mismas y con el mundo y tienen rabia a una persona que hace lo que ellos querrían hacer.
Hay gente que dice que está contigo pero que no se atreve a reconocerlo públicamente. ¿Hay mucha de esa gente?
Sí, más de la que a mí me gustaría. Hay mucha gente que me apoya, que tiene un discurso muy parecido al mío, pero que, en primer lugar, por miedo a perder seguidores y, en segundo lugar, por miedo a no saber gestionar la presión que les pueda llegar por decir su opinión públicamente prefieren mantenerse en silencio. Esto es muy triste porque en vez de oir a las personas que buscamos la igualdad, la lucha por los derechos humanos en general, hacen más ruido los gritos, el odio, la violencia, la agresividad, las amenazas… Hace mucho más ruido la parte negativa, la violencia y el odio, que la unión, el amor y el apoyo entre todos, como debería ser.

¿La sociedad de aquí y comunidades como la marroquí se mezclan bien? ¿O pesa mucho el racismo de unos y el cierre religioso y cultural de otros?
Sin entrar en política, sólo desde mi percepción y desde mis vivencias como mujer marroquí que ha llegado con ocho años y ha vivido entre dos culturas, yo siempre he tenido muy buena recepción, buen tratamiento por parte de la gente de aquí, incluso cuando no sabía hablar catalán ni castellano. Siempre me han tratado muy bien. He tenido un par de episodios de racismo, pero no por eso puedo decir que España es un país racista y me trata mal. Sería una persona poco agradecida porque aquí he construido mi vida, me han ofrecido un espacio y bastantes oportunidades de crecer. No podemos juzgar por uno o dos casos de situaciones racistas. Desde la comunidad marroquí sí que he vivido un cierto apego a la tradición, la cultura, la forma de ser de Marruecos. Muchos niños y niñas nacidos aquí se aferran a la cultura de sus orígenes. No me parece mal pero es necesario convivir en armonía y apreciar y valorar lo que tenemos aquí. No puede verse la realidad de aquí como una amenaza o ser desagradecido. Yo he vivido esta diversidad cultural y lingüística de forma muy natural. Me he beneficiado de todos los recursos que he podido, aprender el máximo de lenguas posibles, disfrutar de todas las tradiciones posibles. Lo veo como una riqueza brutal. Pero sí que hay gente que a pesar de vivir aquí no se siente identificada con esta sociedad y la forma de ser de aquí. Forma parte de cada uno. A mí lo que no me gusta es mirar a otro lado, como si no tuvieras ningún compromiso con España o Cataluña. Racistas hay en todos los lados. En Marruecos existe racismo por ser del norte o del sur del país. Te insultan diciéndote que tú acento es horrible. No podemos decir que España es un país racista cuando el racismo y la discriminación forman parte de todos. Todo el mundo ha discriminado a alguien en su vida por alguna razón otra. No me gusta apelar al victimismo. Todos, alguna vez en nuestra vida, hemos recibido alguna discriminación de tipo racial, por la edad o por tu tipo de cuerpo, por lo que sea. La gente sigue adelante y construye su vida como puede. Regocijarme en el victimismo me parece poco productivo para avanzar en nuestras vidas. Cojamos los recursos que tengamos a nuestro alcance y avancemos como personas.
Todos, alguna vez en nuestra vida, hemos recibido alguna discriminación de tipo racial, por la edad o por tu tipo de cuerpo, por lo que sea
También dices que no te interesan las banderas y las patrias. ¿No tienes ninguna bandera o patria con la que te identifiques?
No. A mí lo que me gusta y con lo que disfruto es con las culturas y con las personas. A mí me flipa conversar con personas, charlar con personas, conectar con personas y aprender lo máximo posible de sus vivencias y su historia de vida. No creo en banderas porque, al final, no me representan a mí. Cuando voy a un sitio me gusta empaparme de la cultura y de lo que me transmiten, no de su bandera. Sin embargo, me ha pasado de estar en otro país y escuchar a alguien hablando en castellano o en catalán y emocionarme porque me hace ilusión encontrarme a una persona del mismo lugar que yo. Eso es diferente. Pero no creo en las banderas. Creo que son muy inútiles, la verdad.
Tu hija, que tiene 4 años, se llama Sahar, que significa “despertar” o “salida del sol”. Su existencia ha sido fundamental para tu equilibrio y realización personal, dices. Deseas a los lectores que encuentren su Sahar. ¿Dónde están las instrucciones para conseguirlo?
Hago esta puntualización porque para mí es muy importante encontrar a tu Sahar, tanto dentro de ti como hacia fuera. En mi caso, he necesitado que aparezca Sahar en mi vida para darme cuenta de que soy más fuerte de lo que nunca me han hecho creer y que puedo con cualquier cosa que me proponga. Cuando la vi por primera vez me dije: “Me he convertido en su máxima protectora. No quiero que ella pase por lo mismo que yo. Tengo que hacer las cosas por mí misma”. Es el efecto Sahar. No hay instrucciones. Cada uno necesita su tiempo, su proceso, para darse cuenta de su valor como persona, como ser humano. No hace falta que haya una Sahar. Las instrucciones sólo son necesarias para los muebles complicados de Ikea, pero cuando se trata de autoconstruirse se debe hacer poco a poco y aprendiendo de cada paso.
¿Hacia dónde crees que irá la vida de Miss Raisa o de Imane Raissali Salah en los próximos tiempos? ¿Cuál de las dos se impondrá?
Nunca ha sido una batalla. Raisa es la versión más potente, más valiente, más fuerte que Imane, pero no son personas muy diferentes. Raisa es más extrovertida y ya está, pero no hay mucha diferencia. Le veo un futuro excelente, sobre todo porque sé que haga lo que haga lo haré con mucho cariño, con mucha pasión y que le pondré mucha ilusión a todos los proyectos personales y profesionales que tocaré. Esto lo tengo clarísimo. Para mí, el éxito nunca ha sido ganar cosas, sino aprender de las cosas, tanto positivas como negativas. Sea cual sea sé que la Imane del futuro lo sabrá gestionar muy bien y lo sabrá gestionar con mucho cariño.
Raisa es la versión más potente, más valiente, más fuerte que Imane, pero no son personas muy diferentes
¿Será psicóloga o cantante de rap?
¿Y por qué no las dos cosas? O tres cosas, o cuatro cosas, nunca se sabe. Quiero terminar la carrera de Psicología, estoy haciendo conciertos, seguiré escribiendo libros, que me hace mucha ilusión, impartiendo conferencias, que me encanta porque aprendo muchísimo del público. Llevar a cabo todas aquellas actividades o ejercicios que me ayuden a conectar con la gente y conmigo misma. Es como un win win. Gano yo y gana también la gente. Haré todas aquellas cosas que me vengan a la cabeza y me generen un bienestar emocional.
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Magnifica entrevista a una persona valiente, culta, que se ha hecho a sí misma a base de luchar a brazo partido desde pequeña y que lejos de cansarse o amilanarse, no renuncia a nada porque ella y todas las mujeres que sufren en silencio tienen derecho a todo. Esa fuerza que viene del corazón y del alma no puede ser vencida por el odio o el desprecio. Impresionante!!!