En Catalunya, la población extranjera representa el 13,7% de sus habitantes. Sin embargo, este colectivo sufre el 54% de las identificaciones policiales. Estas actuaciones por parte de los diversos cuerpos policiales -Mossos de Esquadra y policías locales- se consideran identificaciones por perfil étnico,

Es decir, detener una persona sólo por su apariencia y su condición racializada. Estas identificaciones, según la campaña Pareu de Parar-me, no sólo son ilegales según el ordenamiento jurídico, sino que también tienen un fuerte componente discriminatorio que lleva a “una rotura social”, según apuntó Mónica López, portavoz de SOS racismo, una de las entidades que forman la campaña.

“Las identificaciones por perfil étnico son parte del racismo institucional que señala a ciertas personas como sospechosas, menos personas y con menos derechos, por el simple hecho de estar racializadas”, añadió. Y es que no se trata sólo de la condición de migrada de la persona parada, porque “tenemos que empezar a asumir que la población española y catalana no es blanca”. Así, aseguran desde la campaña que no se puede medir el grado de racismo, porque los datos públicos sobre las identificaciones no determinan la etnia de las personas paradas, sólo la nacionalidad y “hay personas no blancas paradas pero que, al ser españolas, no figuran en estos datos. Así que la situación es más grave “.

Según aclaró López, “no estamos aquí para denunciar que la policía no hace bien su trabajo, sino instar a las instituciones a que adopten medidas”. Entre estas recomendaciones destaca la instauración de un informe a rellenar por los agentes antes de realizar una identificación en el que tenga que explicar los motivos de la misma y se pueda dar un comprobante a la persona identificada para hacer seguimiento.

Y es que las identificaciones por perfil étnico no suelen ser casos aislados. Según el informe presentado por la campaña Pareu de Parar-me, el 89% de las personas racializadas que afirman haber sido identificadas asumen haber sido paradas más de 15 veces en un año. Estos datos se han conseguido a través de una investigación y recogida de datos que van desde noviembre de 2017 hasta diciembre de 2018. Con una encuesta respondida por 83 personas, entrevistas cualitativas realizadas a 30 personas y una observación de campo en Ciutat Vella y el Pou de la Figuera (Barcelona).

Estereotipos étnicos desmentidos

“Es muy difícil hacer identificaciones étnicas correctamente, sin embargo, las intervenciones policiales responden a criterios étnicos”, explicó Kaire Ba DeJuan, coordinadora de la campaña. Los grupos étnicos en los que han dividido la investigación son los de personas magrebíes o árabes, negras, latinoamericanas o con fisonomía aborigen, del sudeste asiático o personas gitanas. Las nacionalidades más identificadas son la marroquí, la rumana, la ecuatoriana, la dominicana y la colombiana con ratios de desproporcionalidad respecto a la población española superiores al 16% en todos los casos.

Una de las nacionalidades que ofrecen datos más interesantes es la rumana. Por cada español detienen 39 personas rumanas. “Podemos pensar que es porque todo el mundo tiene en la cabeza que son personas que acostumbran a delinquir”, apuntó López en referencia a un estereotipo extendido sobre la población rumana. Pero los datos desmienten esta creencia; y es que esta nacionalidad cuenta con la tasa de acierto más baja: sólo el 14% de personas paradas acaban habiendo cometido, efectivamente, algún delito o falta.

“Los cuerpos policiales catalanes no tienen como competencia principal hacer tareas de control migratorio [depende de la Policía Nacional] aún así, los datos dan a pensar esto”, destacó López. Y es que los motivos por los que se para a la población española responden a robos con fuerza o discusiones. En cuanto a los extranjeros, responden a controles de policía de paso y dispositivos de seguridad ciudadana ligados a la Ley Mordaza. “Son motivos mucho más discrecionales que el robo con fuerza”, apuntó Ba DeJuan.

Datos públicos incompletas

Según han denunciado las representantes de la campaña Pareu de Parar-me, conseguir los datos de los cuerpos policiales ha sido extremadamente complicado. Los Mossos, cuerpo del que se destilan los datos presentados en el informe, ha presentado informes incompletos. Y en cuanto al cuerpo más opaco ha sido la Guardia Urbana de Barcelona, ​​que rechazó la petición de entrega de datos sobre identificaciones policiales aduciendo que “las tenían manuscritas”.

Habiendo pasado por una mediación con el cuerpo policial barcelonés, desde SOS Racismo adjudican la negativa a “una clara falta de intención de compartir los datos. Hace falta una modificación de conducta por parte de los cuerpos policiales “, añadió. Y es que el 70% de los encuestados aseguran que no se les comunicó el motivo de la parada – “cuando el Artículo 16.2 de la Ley de Protección Ciudadana así lo establece”, recordó Ba DeJuan. Asimismo el 22% afirma haber sufrido violencia policial verbal y física, también el 22% denuncia violencia sólo verbal y el 7% violencia física.

Una situación que discrimina e invisibiliza la población gitana

“La discriminación racial y étnica se centra en colectivos determinados: los gitanos tenemos 10 posibilidades más de ser identificados que los blancos”, apuntó Pedro Vargas Heredia, asesor jurídico de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña (FAGIC). Ha resaltado que los gitanos sufren, además de una discriminación por perfil étnico, una invisibilización en este tipo de investigaciones, ya que son españoles y por tanto, no aparecen en las estadísticas cuando se habla de racismo. “Los gitanos todavía somos los que sufrimos más identificaciones étnicas y ataques flagrantes e injustificados”, dijo Vargas.

Además, la población gitana no denuncia, “por desconfianza debido a una persecución histórica y por una falta de afecto de la sociedad española”. Según encuestas realizadas a la población en 2010, el 17% de españoles creen que los gitanos son ladrones; el 11% los ve como drogadictos y el 10% como malas personas. “No nos sacamos la discriminación de la manga”, ha finalizado Vargas.

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