Nos acercamos a un momento crucial para definir el futuro del CAP del Raval Nord. Este viernes 29 de marzo los grupos municipales votarán en el Pleno municipal la rescisión o no del convenio de cesión de la Capilla de la Misericordia en el MACBA para que en este espacio se pueda construir el nuevo CAP Lluís Sayé.
Si es así, se culminará un proceso en el que, durante 13 años, 3 gobiernos municipales de colores políticos diferentes han buscado un espacio para este equipamiento básico para la salud del barrio valorando más de una docena de posibilidades diferentes; una necesidad que ya estaba incluida en los dos últimos convenios de planificación de equipamientos sanitarios firmados entre la Generalitat de Catalunya, el Consorci Sanitari de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona (el correspondiente al periodo 2008-2015 y el vigente, 2016-2023).
Para dar cumplimiento a esta necesidad, y de acuerdo con la creciente urgencia debido al progresivo deterioro de las condiciones del CAP, desde 2016 hicimos acelerar la búsqueda de alternativas. Se han ido examinando diferentes opciones -incluyendo varias posibilidades de ampliación del edificio actual- que han sido sucesivamente descartadas por parte del Servei Català de la Salut, el ente responsable de la política sanitaria catalana. Viendo esta situación, ya el 2017 el Ayuntamiento planteó la posibilidad de que fuera necesario rescindir su convenio de cesión de la Capilla de la Misericordia en el caso de que las diversas opciones que se estaban estudiando no fueran viables para acoger el nuevo CAP, esta opción se comunicó también al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA)
La cesión de la Misericordia, aprobada en 2013 y vigente hasta 2033, incluía la posibilidad de ser rescindida por causas de interés general y si en un plazo de cinco años no se habían hecho las obras -como efectivamente se cumplió en 2018. teniendo en cuenta que el Servicio Catalán de la Salud se ha ratificado en varias ocasiones en los últimos meses sobre la urgencia de construir el nuevo CAP y la falta de otras alternativas viables a corto plazo, a finales de 2018 finalmente se inició el proceso para revertir la cesión.
En consecuencia, en paralelo se empezó a trabajar conjuntamente con el propio museo para buscar alternativas para el MACBA para así dar cumplimiento del proyecto de ampliación previsto en su plan estratégico aprobado también en 2017. Actualmente se han examinado 4 propuestas diferentes de ampliación del museo en espacios contiguos a la plaça dels Àngels sobre las que se está evaluando la viabilidad y potencialidad: descartadas dos, los estudios se centran ahora mismo en el parking y el llamado «cubo».
Asimismo, en estos últimos meses, trabajadoras del CAP y vecinos y vecinas del Raval se han ido organizando en la Plataforma CAP Raval Nord Digne!. Recogieron más de 6.500 firmas instando a iniciar los trámites para extinguir la concesión del espacio de la Capilla de la Misericordia en el MACBA. Por primera vez en la historia, pues, y gracias al nuevo reglamento de participación aprobado en 2017, en el Pleno municipal del 22 de febrero se presentó una proposición de iniciativa ciudadana (no jurídicamente vinculante) en la que los partidos políticos se tuvieron de posicionar y que fue aprobada.
En la Comisión de Economía previa al Plenario del mes de marzo se votó “a efectos de trámite” -es decir, de forma no vinculante-, llevar la rescisión del convenio al Plenario, propuesta que contó con los votos en contra del PSC, PDCat, Ciudadanos y PP y la reserva de voto de ERC. En respuesta, la Plataforma decidió ocupar la Capilla, ocupación que aún persiste, para seguir exigiendo que se tome una decisión ya para poder iniciar las obras lo antes posible.
Así pues, en el momento actual nos encontramos en un punto de inflexión decisivo. Es necesario tomar una decisión. Dejarlo para el próximo mandato, como piden algunos partidos, puede implicar alargar un proceso hasta después del verano como mínimo, y el CAP no puede seguir esperando más por una solución incierta. Hay que tener en cuenta que en estos años han pasado tres gobiernos diferentes, por lo que un cambio de gobierno tampoco parece que vaya a ser garantía de nada. Las necesidades de salud de los vecinos y vecinas del Raval no pueden esperar más.
No puede ser que los procesos electorales paralicen necesidades ciudadanas sobre todo en los casos, como en esta cesión, que se están discutiendo desde hace más de un año. Paralelamente, se han ofrecido alternativas a la ampliación del MACBA. A nivel de tiempo, hay una de las dos cuestiones que tiene prioridad. Desgraciadamente, el debate se ha enfocado como un enfrentamiento entre cultura y salud, un enfoque erróneo que ha hecho que haya diferentes actores del sector cultural que se hayan manifestado a favor del CAP.
La decisión en torno a la ubicación del nuevo CAP del Raval ha cristalizado y expuesto de forma meridiana múltiples tensiones y conflictos que vive la ciudad y en concreto el distrito de Ciutat Vella.
En primer lugar, es un símbolo de la dificultad para decidir cómo dar respuesta a las diferentes necesidades sociales cuando se disputan un bien intrínsicamente escaso, como es el espacio en el barrio del Raval, uno de los más densos de Europa, con casi 50.000 personas en poco más de un km2 y que además cuenta con menos de la mitad de espacio público que la media de la ciudad (3,4 m2/habitante vs 8m2/habitante de Barcelona).
Ejemplifica también una concepción de la política urbana que ha actuado en su centro histórico desde una perspectiva de promover la centralidad sin tener nunca suficientemente en cuenta ni corregir los costes que tiene esta mirada en la vida de los vecinos y vecinas. Una política de mejora urbana que ha confundido a menudo el urbanismo, el “ponte guapa”, y la ubicación de grandes equipamientos poco porosos con el territorio con la mejora real de las condiciones de vida de los vecinos y vecinas.
Sus necesidades no siempre se han priorizado suficiente, en un Raval Norte donde se concentran 100.000 m2 de equipamientos culturales de ciudad y / o de país y sólo 33.000 m2 de equipamientos de proximidad dirigidos a los residentes, donde la especulación inmobiliaria de alcance nacional e internacional se vive de forma salvaje y cotidiana en forma de desahucios y aumento precios del alquiler, y donde, en definitiva, se combina la ciudad escaparate con la persistencia de unas desigualdades sociales que acaban generando una renta media significativamente menor y 6 años de diferencia en la esperanza de vida respecto a los barrios más acomodados de la ciudad.
Este conflicto ejemplifica, asimismo, las contradicciones entre la cultura como fuente de pensamiento y de cohesión social y unos posicionamientos por parte de los equipamientos culturales no siempre suficientemente sensibles a otras necesidades urgentes y punzantes. Esto ejemplifica claramente también las contradicciones entre el papel en la creación de debate y pensamiento crítico que sin duda cumple un museo como el MACBA, no sólo valioso sino imprescindible, y sus prácticas y prioridades como institución, así como las dificultades de la gestión público privada y de la rendición de cuentas respecto la toma de decisiones de una institución como el MACBA, donde el papel de las instituciones públicas y su Fundación privada sí merece una reflexión detenida.
El caso del CAP del Raval Nord ha hecho evidente también la forma en que se percibe la participación ciudadana, creando un debate en que unos y otros acusan a los vecinos y trabajadoras organizadas estar manipulados por diferentes partidos, como si la ciudadanía no pudiera pensar por sí misma.
Finalmente, constituye un ejemplo de cómo las dinámicas mediáticas y partidistas, y seguramente los ciclos electorales, dificultan poder llevar a cabo debates sosegados, informados y realistas, necesarios para poder tomar una decisión compleja como ésta, que requiere poner de acuerdo muchos agentes y instituciones para priorizar entre diferentes necesidades sociales.
¿Es posible ampliar el MACBA y mejorar el CAP Raval Norte? La respuesta es que sí. Pero ahora, este viernes, hay que dar respuesta a las necesidades del CAP, largamente aplazadas durante 13 años. Y la próxima semana continuar trabajando para conseguir una solución por el MACBA, ya en marcha.